Macrodatos para los estudiantes pobres

WASHINGTON, DC – Los países necesitan personas habilidosas y talentosas para generar las innovaciones que sustentan el crecimiento económico en el largo plazo. Esto es así tanto para las economías desarrolladas como para aquellas en desarrollo. Pero no ocurrirá si no se invierte en educación y capacitación. Si queremos terminar con la pobreza, reducir el desempleo y poner freno a la creciente desigualdad, debemos encontrar formas de enseñar nuevas, mejores y más baratas, y hacerlo a gran escala.

Puede parecer que esta meta está fuera del alcance incluso de los países más pudientes, pero la obtención, el análisis y el uso inteligentes de los datos educativos pueden implicar una gran diferencia. Y, afortunadamente, vivimos en una época en que la tecnología de la información nos brinda las herramientas adecuadas para ampliar el acceso a la educación de alta calidad y asequible. Los macrodatos –los conjuntos de datos complejos y de gran volumen que las empresas usan para analizar y predecir el comportamiento de los consumidores– pueden brindar a los docentes y a las empresas cantidades de información sin precedentes sobre los patrones de aprendizaje de los alumnos, y ayudar a las escuelas a personalizar la educación en formas cada vez más sofisticadas.

El Grupo del Banco Mundial y su institución para créditos privados, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por su sigla en inglés), procuran aprovechar este potencial para apoyar a los sistemas educativos nacionales. Una iniciativa reciente, llamada Enfoque Sistémico para lograr Mejores Resultados en Educación (SABER, Systems Approach for Better Education Results), obtiene y comparte datos comparativos sobre políticas e instituciones educativas en países de todo el mundo.

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