PARIS – Los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo son tan desconcertantes como escandalosos. No hay una sola teoría para explicar la variedad de los resultados nacionales.
En Alemania, donde las políticas de la Unión Europea han sido muy polémicas desde 2008, las campaña electoral fue notablemente insulsa, pero en Francia, donde ni la asistencia financiera ni las iniciativas del Banco Central Europeo para luchar contra la crisis inspiraron discrepancia, destacaron los temas anti-UE.
Ni las variables económicas, como el crecimiento del PIB, ni las sociales, como, por ejemplo, el desempleo, explican por qué Italia votó en masa a favor del Partido Democrático, de centro-izquierda, del Primer Ministro, Mateo Renzi, mientras que Francia apoyó al Frente Nacional, de extrema derecha, de Marine Le Pen.
PARIS – Los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo son tan desconcertantes como escandalosos. No hay una sola teoría para explicar la variedad de los resultados nacionales.
En Alemania, donde las políticas de la Unión Europea han sido muy polémicas desde 2008, las campaña electoral fue notablemente insulsa, pero en Francia, donde ni la asistencia financiera ni las iniciativas del Banco Central Europeo para luchar contra la crisis inspiraron discrepancia, destacaron los temas anti-UE.
Ni las variables económicas, como el crecimiento del PIB, ni las sociales, como, por ejemplo, el desempleo, explican por qué Italia votó en masa a favor del Partido Democrático, de centro-izquierda, del Primer Ministro, Mateo Renzi, mientras que Francia apoyó al Frente Nacional, de extrema derecha, de Marine Le Pen.