TOKIO – En estos próximos años, se hará evidente que el Banco de Japón (BJ) monetizó varios billones de dólares de deuda pública de su país, lo que según la ortodoxia genera temor a que financiar el déficit fiscal (presente y pasado) con emisión monetaria genere inevitablemente niveles peligrosos de inflación. Pero es probable que todo se reduzca a una ligera suba de la inflación y el crecimiento, y que los mercados financieros ni se den por enterados.
La deuda pública japonesa asciende a más del 230% del PIB; e incluso después de deducir las tenencias de diversas entidades estatales (por ejemplo, el fondo de la seguridad social) todavía llega a alrededor del 140%. Esta montaña de deuda es el resultado inevitable de los cuantiosos déficits fiscales que ha mantenido Japón desde 1990. Y es una deuda que nunca se “devolverá” en el sentido normal del término.
Cifras provistas por el Fondo Monetario Internacional ilustran el porqué. Para devolver su deuda neta en 2030, incluso al 80% del PIB, Japón debería convertir el déficit primario (antes del pago de intereses de la deuda actual) de 2014, igual al 6% del PIB, en un superávit del 5,6% del PIB en 2020, y mantenerlo el resto de la década.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
The long-standing economic consensus that interest rates would remain low indefinitely, making debt cost-free, is no longer tenable. Even if inflation declines, soaring debt levels, deglobalization, and populist pressures will keep rates higher for the next decade than they were in the decade following the 2008 financial crisis.
thinks that policymakers and economists must reassess their beliefs in light of current market realities.
Since the 1990s, Western companies have invested a fortune in the Chinese economy, and tens of thousands of Chinese students have studied in US and European universities or worked in Western companies. None of this made China more democratic, and now it is heading toward an economic showdown with the US.
argue that the strategy of economic engagement has failed to mitigate the Chinese regime’s behavior.
TOKIO – En estos próximos años, se hará evidente que el Banco de Japón (BJ) monetizó varios billones de dólares de deuda pública de su país, lo que según la ortodoxia genera temor a que financiar el déficit fiscal (presente y pasado) con emisión monetaria genere inevitablemente niveles peligrosos de inflación. Pero es probable que todo se reduzca a una ligera suba de la inflación y el crecimiento, y que los mercados financieros ni se den por enterados.
La deuda pública japonesa asciende a más del 230% del PIB; e incluso después de deducir las tenencias de diversas entidades estatales (por ejemplo, el fondo de la seguridad social) todavía llega a alrededor del 140%. Esta montaña de deuda es el resultado inevitable de los cuantiosos déficits fiscales que ha mantenido Japón desde 1990. Y es una deuda que nunca se “devolverá” en el sentido normal del término.
Cifras provistas por el Fondo Monetario Internacional ilustran el porqué. Para devolver su deuda neta en 2030, incluso al 80% del PIB, Japón debería convertir el déficit primario (antes del pago de intereses de la deuda actual) de 2014, igual al 6% del PIB, en un superávit del 5,6% del PIB en 2020, y mantenerlo el resto de la década.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in