James Waterworth  Europe’s Digital Reactionaries, IT crowd box Martin Deutsch/flickr

Los reaccionarios digitales de Europa

BRUSELAS – Muchos políticos europeos elogian a la red de Internet. Desafortunadamente, su rimbombante retórica a menudo suena hueca. Mientras que con mucho entusiasmo hacen un llamado a la adopción de una agenda digital sólida, frecuentemente ellos mismos, apoyados por intereses proteccionistas en sus países, abogan a favor de poner un freno a la “perturbación” que causa Internet mediante la imposición de regulaciones nuevas y estrictas.

Tal doble discurso es un error. Para que Europa pueda prosperar en el siglo XXI, sus líderes recientemente electos necesitan adoptar una agenda pro-Internet que sea concreta y positiva. Esto significa firmar acuerdos de libre comercio digitales y crear un verdadero mercado único digital en Europa, formado por las actuales 28 jurisdicciones nacionales fragmentadas. Las leyes sobre derechos de autor y licencias que están obsoletas desde hace ya mucho tiempo atrás deben ser revisadas completamente. Nuevas normas sobre privacidad deben proteger a los ciudadanos y deben permitir la innovación; se debe oponer resistencia a los llamados que buscan una localización obligatoria de datos y versiones locales de “Internet”.

Si se lleva a cabo, esta importante agenda digital podría proporcionar lo que Europa necesita más después de la crisis financiera: crecimiento económico. De acuerdo a la OCDE, la red de Internet en la actualidad da cuenta de hasta el 13% de la producción económica en EE.UU. Hoy en día, todos y cada uno de los tipos de actividad empresarial dependen de la economía digital. Con unas cuantas pulsaciones en el teclado, empresas pequeñas que venden antigüedades polacas, trajes tradicionales bávaros y zapatos españoles han transcendido rápidamente los límites de sus mercados locales y han llegado a consumidores en todo el mundo.

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