FLORENCIA – Dos meses después de la elección general italiana del 4 de marzo, la incertidumbre sobre cómo será el futuro gobierno continúa, y el país parece sumido en una extraña indolencia. Pero sería tonto pensar que una nación donde partidos antisistema obtuvieron el 55% del voto popular seguirá comportándose como si nada hubiera pasado. Los supuestos “bárbaros” ya no están a las puertas. Están adentro.
El populista Movimiento Cinco Estrellas, que obtuvo una victoria aplastante en el sur de Italia, prometió aumentar el gasto en inversión pública y transferencias sociales, y revertir la reforma del sistema de pensiones aprobada hace unos años. La Liga, que se adueñó del norte, también promete derogar la reforma jubilatoria y bajar impuestos, y sugirió abiertamente abandonar el euro. Ambos partidos quieren aflojar la restricción fiscal de Europa, pero en formas diferentes. Al menos uno de los dos tendrá que ser parte de la coalición de gobierno.
Las consecuencias económicas pueden ser profundas. Con un cociente deuda/PIB igual al 132%, las finanzas públicas de Italia son precarias. Si los mercados comenzaran a tener dudas sobre su sostenibilidad, la situación podría descontrolarse en poco tiempo. Italia es demasiado grande para que el Mecanismo Europeo de Estabilidad intervenga en una crisis de deuda, como lo hizo en Grecia y Portugal. El Banco Central Europeo tendría que acudir al rescate, y tal vez habría que reestructurar la deuda.
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Although Russia's war in Ukraine has galvanized Polish society and elevated the country's status internationally, it is also obscuring some worrying domestic political developments. Whether liberal democracy will prevail over reactionary authoritarianism remains to be seen.
about recent domestic and geopolitical developments that will shape the country's future.
While facing an uphill political battle at home, Turkey’s recently re-elected President Recep Tayyip Erdoğan handily won the diaspora vote. He did so by capitalizing on the resentment and alienation felt by second- and third-generation Turkish immigrants who often feel estranged in the countries where they were born.
explains how displacement can make expatriates and minorities more susceptible to extremist ideologies.
FLORENCIA – Dos meses después de la elección general italiana del 4 de marzo, la incertidumbre sobre cómo será el futuro gobierno continúa, y el país parece sumido en una extraña indolencia. Pero sería tonto pensar que una nación donde partidos antisistema obtuvieron el 55% del voto popular seguirá comportándose como si nada hubiera pasado. Los supuestos “bárbaros” ya no están a las puertas. Están adentro.
El populista Movimiento Cinco Estrellas, que obtuvo una victoria aplastante en el sur de Italia, prometió aumentar el gasto en inversión pública y transferencias sociales, y revertir la reforma del sistema de pensiones aprobada hace unos años. La Liga, que se adueñó del norte, también promete derogar la reforma jubilatoria y bajar impuestos, y sugirió abiertamente abandonar el euro. Ambos partidos quieren aflojar la restricción fiscal de Europa, pero en formas diferentes. Al menos uno de los dos tendrá que ser parte de la coalición de gobierno.
Las consecuencias económicas pueden ser profundas. Con un cociente deuda/PIB igual al 132%, las finanzas públicas de Italia son precarias. Si los mercados comenzaran a tener dudas sobre su sostenibilidad, la situación podría descontrolarse en poco tiempo. Italia es demasiado grande para que el Mecanismo Europeo de Estabilidad intervenga en una crisis de deuda, como lo hizo en Grecia y Portugal. El Banco Central Europeo tendría que acudir al rescate, y tal vez habría que reestructurar la deuda.
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