UAGADUGU – Burkina Faso se encuentra en el corazón del Sahel, lo que significa que es uno de los países más vulnerables del mundo en cuanto al cambio climático. Puede que sus campesinos entiendan poco las causas del calentamiento global, pero conocen sus efectos, como las sequías a inundaciones producidas por la enorme variabilidad de los patrones de lluvias, que causan crisis alimentarias, la pérdida de cosechas y la erosión de las tierras de pastoreo.
Desde hace varios años el concepto de agricultura sostenible se ha ido afianzando en el mundo y en Burkina Faso, apareciendo en el discurso político y convirtiéndose en un enfoque clave para el desarrollo agrícola global. De hecho, hoy la sostenibilidad es una fuerza impulsora en la agricultura, tan importante como era la productividad en décadas anteriores.
El concepto de agricultura sostenible está ligado inextricablemente al de desarrollo sostenible, definido por primera vez en 1987 como un modelo de crecimiento económico “que satisface las necesidades del presente sin arriesgar la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas propias”.
Se define como agricultura sostenible aquella que busca conservar sus recursos internos y externos de la manera más eficiente posible, es ecológicamente sólida (mejora el medio ambiente en lugar de dañarlo) y es viable en lo económico, ofreciendo ganancias razonables con respecto a lo que se invierte.
Si vemos a fondo ambas definiciones, podemos concluir que no puede haber desarrollo sostenible sin agricultura sostenible. De hecho, en Burkina Faso ocupa, como debe ser, un lugar importante en las políticas y estrategias nacionales.
En 2012 el país adoptó la Política Nacional de Desarrollo Sostenible, que se ha convertido en una herramienta clave para hacer realidad la visión establecida en la Estrategia Nacional para Acelerar el Crecimiento y Alcanzar un Desarrollo Sostenible, que describe una “economía productiva que acelera el crecimiento, eleva los niveles de vida, mejora y preserva el medio ambiente y las condiciones de vida a través de una gobernanza eficiente.”
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Todos los actores del sector agrícola de Burkina Faso tienen un compromiso general con la agricultura sostenible. La conferencia nacional de la Asamblea General sobre Agricultura y Seguridad Alimentaria, realizada en noviembre de 2011, estableció el siguiente objetivo: “Que en el año 2025 la agricultura de Burkina Faso sea moderna, competitiva, sostenible e impulse el crecimiento. Se ha de basar en tierras de propiedad familiar y empresas agrícolas eficientes, garantizando que todos los ciudadanos tengan acceso a los alimentos que necesitan para llevar vidas activas y saludables”. De manera similar, el Programa Nacional para Áreas Rurales apunta a “contribuir de modo sostenible a la seguridad alimentaria y nutricional, a un sólido crecimiento económico y a la reducción de la pobreza”.
Otra práctica agrícola bien acreditada en Burkina Faso es la gestión integrada de la producción, cuyo objetivo es elevar la productividad de los pequeños agricultores de manera sostenible, proporcionándoles los conocimientos necesarios para funcionar de manera eficiente, respetando al mismo tiempo el medio ambiente y la salud humana. Esta política ha generado cambios en los modos de manejar los recursos naturales y usar insumos agrícolas como los pesticidas.
La agricultura sostenible ha sido un factor positivo para Burkina Faso. Como en el resto del mundo, es clave para que podamos enfrentar el cambio climático y fortalecernos ante la inseguridad alimentaria y nutricional, ya que respeta la tierra y es mucho más eficaz a largo plazo que la agricultura industrial. Además, las prácticas sostenibles reafirman el valor de las empresas pequeñas y familiares que en países como éste producen prácticamente todos los alimentos que se consumen a nivel local.
Sin embargo, los países como Burkina Faso no pueden abordar el cambio climático por sí solos, ni debería ser así: las sequías e inundaciones que lo afectan ocurren en gran medida debido a desequilibrios climáticos causados por actividades industriales generadores de gases de efecto invernadero. Somos víctimas de un fenómeno provocado principalmente por los países desarrollados y que retrasa nuestro propio desarrollo. Si vamos a tomarnos en serio la definición de agricultura sostenible, los responsables de que se haga realidad también deben ayudar, particularmente contribuyendo a los costes de adaptación que enfrentan hoy países como el nuestro.
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Without a robust regulatory framework that incentivizes stablecoin issuers to register in the United States, stablecoin activity will migrate to countries with weaker rules, increasing the likelihood of financial instability. Fortunately, the US can still head off these risks and reap the technology’s benefits.
explains why lawmakers need to move quickly to establish US leadership in digital assets and payments.
Under US President Donald Trump’s erratic rule, the United States is now exhibiting all the symptoms, from high import tariffs and fiscal deficits, to oligarchy and flagrant corruption. Worse, the fallout cannot be confined to the US, and no multilateral bailout or structural adjustment plan can mitigate the damage.
lists the symptoms, from tariffs and massive public debt, to oligarchy and flagrant conflicts of interest.
Within its first two months, President Donald Trump’s second administration has attacked US institutions, alienated trade partners and allies, decimated consumer and investor confidence, and sent the stock market plummeting. Can the dollar’s status as the world’s leading reserve currency – and the extraordinary advantages this affords the US economy – withstand the onslaught?
UAGADUGU – Burkina Faso se encuentra en el corazón del Sahel, lo que significa que es uno de los países más vulnerables del mundo en cuanto al cambio climático. Puede que sus campesinos entiendan poco las causas del calentamiento global, pero conocen sus efectos, como las sequías a inundaciones producidas por la enorme variabilidad de los patrones de lluvias, que causan crisis alimentarias, la pérdida de cosechas y la erosión de las tierras de pastoreo.
Desde hace varios años el concepto de agricultura sostenible se ha ido afianzando en el mundo y en Burkina Faso, apareciendo en el discurso político y convirtiéndose en un enfoque clave para el desarrollo agrícola global. De hecho, hoy la sostenibilidad es una fuerza impulsora en la agricultura, tan importante como era la productividad en décadas anteriores.
El concepto de agricultura sostenible está ligado inextricablemente al de desarrollo sostenible, definido por primera vez en 1987 como un modelo de crecimiento económico “que satisface las necesidades del presente sin arriesgar la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas propias”.
Se define como agricultura sostenible aquella que busca conservar sus recursos internos y externos de la manera más eficiente posible, es ecológicamente sólida (mejora el medio ambiente en lugar de dañarlo) y es viable en lo económico, ofreciendo ganancias razonables con respecto a lo que se invierte.
Si vemos a fondo ambas definiciones, podemos concluir que no puede haber desarrollo sostenible sin agricultura sostenible. De hecho, en Burkina Faso ocupa, como debe ser, un lugar importante en las políticas y estrategias nacionales.
En 2012 el país adoptó la Política Nacional de Desarrollo Sostenible, que se ha convertido en una herramienta clave para hacer realidad la visión establecida en la Estrategia Nacional para Acelerar el Crecimiento y Alcanzar un Desarrollo Sostenible, que describe una “economía productiva que acelera el crecimiento, eleva los niveles de vida, mejora y preserva el medio ambiente y las condiciones de vida a través de una gobernanza eficiente.”
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Todos los actores del sector agrícola de Burkina Faso tienen un compromiso general con la agricultura sostenible. La conferencia nacional de la Asamblea General sobre Agricultura y Seguridad Alimentaria, realizada en noviembre de 2011, estableció el siguiente objetivo: “Que en el año 2025 la agricultura de Burkina Faso sea moderna, competitiva, sostenible e impulse el crecimiento. Se ha de basar en tierras de propiedad familiar y empresas agrícolas eficientes, garantizando que todos los ciudadanos tengan acceso a los alimentos que necesitan para llevar vidas activas y saludables”. De manera similar, el Programa Nacional para Áreas Rurales apunta a “contribuir de modo sostenible a la seguridad alimentaria y nutricional, a un sólido crecimiento económico y a la reducción de la pobreza”.
Otra práctica agrícola bien acreditada en Burkina Faso es la gestión integrada de la producción, cuyo objetivo es elevar la productividad de los pequeños agricultores de manera sostenible, proporcionándoles los conocimientos necesarios para funcionar de manera eficiente, respetando al mismo tiempo el medio ambiente y la salud humana. Esta política ha generado cambios en los modos de manejar los recursos naturales y usar insumos agrícolas como los pesticidas.
La agricultura sostenible ha sido un factor positivo para Burkina Faso. Como en el resto del mundo, es clave para que podamos enfrentar el cambio climático y fortalecernos ante la inseguridad alimentaria y nutricional, ya que respeta la tierra y es mucho más eficaz a largo plazo que la agricultura industrial. Además, las prácticas sostenibles reafirman el valor de las empresas pequeñas y familiares que en países como éste producen prácticamente todos los alimentos que se consumen a nivel local.
Sin embargo, los países como Burkina Faso no pueden abordar el cambio climático por sí solos, ni debería ser así: las sequías e inundaciones que lo afectan ocurren en gran medida debido a desequilibrios climáticos causados por actividades industriales generadores de gases de efecto invernadero. Somos víctimas de un fenómeno provocado principalmente por los países desarrollados y que retrasa nuestro propio desarrollo. Si vamos a tomarnos en serio la definición de agricultura sostenible, los responsables de que se haga realidad también deben ayudar, particularmente contribuyendo a los costes de adaptación que enfrentan hoy países como el nuestro.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen