MADRID – El consenso general que surgió luego de la masacre del mes pasado en París parece ser que sólo se puede derrotar al Estado Islámico (ISIS) con una invasión terrestre de su "estado". Es un delirio. Aun si Occidente y sus aliados locales (los kurdos, la oposición siria, Jordania y otros países árabes sunitas) llegaran a un acuerdo respecto de quién proporcionaría el grueso de las tropas terrestres, el ISIS ya ha reformulado su estrategia. Ahora es una organización global con franquicias locales capaces de causar estragos en capitales occidentales.
De hecho, el ISIS siempre ha sido el síntoma de un problema más profundo. La desintegración del Oriente Medio árabe refleja la incapacidad de la región de encontrar un camino entre el nacionalismo secular en crisis que ha dominado su sistema estatal desde la independencia y una rama radical del Islam en guerra contra la modernidad. El problema fundamental consiste en una lucha existencial entre estados absolutamente disfuncionales y un tipo obscenamente salvaje de fanatismo teocrático.
Con esa lucha, en la que la mayoría de los regímenes de la región han agotado sus reservas ya limitadas de legitimidad, está colapsando un orden regional centenario. Por cierto, Israel, Irán y Turquía -todos países con mayorías no árabes- probablemente sean los únicos estados nación genuinamente cohesivos de la región.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
In a rapidly digitalizing world, central banks are staring down a future in which they may lack the tools necessary to manage crises, and in which they may no longer be able to protect their monetary sovereignty. They should recognize that digital currency is a source of institutional salvation.
thinks governments must embrace central bank digital currencies or risk a fundamental loss of control.
MADRID – El consenso general que surgió luego de la masacre del mes pasado en París parece ser que sólo se puede derrotar al Estado Islámico (ISIS) con una invasión terrestre de su "estado". Es un delirio. Aun si Occidente y sus aliados locales (los kurdos, la oposición siria, Jordania y otros países árabes sunitas) llegaran a un acuerdo respecto de quién proporcionaría el grueso de las tropas terrestres, el ISIS ya ha reformulado su estrategia. Ahora es una organización global con franquicias locales capaces de causar estragos en capitales occidentales.
De hecho, el ISIS siempre ha sido el síntoma de un problema más profundo. La desintegración del Oriente Medio árabe refleja la incapacidad de la región de encontrar un camino entre el nacionalismo secular en crisis que ha dominado su sistema estatal desde la independencia y una rama radical del Islam en guerra contra la modernidad. El problema fundamental consiste en una lucha existencial entre estados absolutamente disfuncionales y un tipo obscenamente salvaje de fanatismo teocrático.
Con esa lucha, en la que la mayoría de los regímenes de la región han agotado sus reservas ya limitadas de legitimidad, está colapsando un orden regional centenario. Por cierto, Israel, Irán y Turquía -todos países con mayorías no árabes- probablemente sean los únicos estados nación genuinamente cohesivos de la región.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in