US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
For more than 25 years, Project Syndicate has been guided by a simple credo: All people deserve access to a broad range of views by the world’s foremost leaders and thinkers on the issues, events, and forces shaping their lives. At a time of unprecedented uncertainty, that mission is more important than ever – and we remain committed to fulfilling it.
But there is no doubt that we, like so many other media organizations nowadays, are under growing strain. If you are in a position to support us, please subscribe now.
As a subscriber, you will enjoy unlimited access to our On Point suite of long reads and book reviews, Say More contributor interviews, The Year Ahead magazine, the full PS archive, and much more. You will also directly support our mission of delivering the highest-quality commentary on the world's most pressing issues to as wide an audience as possible.
By helping us to build a truly open world of ideas, every PS subscriber makes a real difference. Thank you.
Una gran preocupación en Irak y en el Medio Oriente en general es que el Islam y la modernización son conceptos antagónicos. Sin embargo, la historia de Malasia en las últimas tres décadas demuestra que esta creencia es errónea. De hecho, la islamización ha probado ser un medio político eficaz para reconciliar a la mayoría de los malayos con el rápido crecimiento económico del país.
A principios de la década de 1970, cuando era todavía un país abrumadoramente agrícola y la islamización recién cobraba impulso, Malasia se embarcó en la así llamada “Nueva Política Económica" (NPE), diseñada para ayudar a la mayoría de los malayos a acceder a una mayor proporción de la riqueza del país. Después de tres décadas de espectacular crecimiento económico, muchos malayos han logrado prosperidad y satisfacción de sus necesidades no sólo a través del capitalismo secular, sino mediante el renovado sentido de identidad islámica del país, sensibilidad que en su mayor parte abrazó la modernización. (Por supuesto, cada cierto tiempo aparecen paradojas, como cuando se aboga por la globalización junto con demandas de una mayor censura.)
Políticos de mentalidad islámica, como Anwar Ibrahim, ganaron prominencia cuando se dio inicio a la islamización en los años 70. Pero el Islam que promovieron no era tenía un cariz retrógrado; en lugar de ello, buscaba dar forma a una política modernizadora que tomara en cuenta las sensibilidades musulmanas.
We hope you're enjoying Project Syndicate.
To continue reading, subscribe now.
Subscribe
orRegister for FREE to access two premium articles per month.
Register
Already have an account? Log in