La conducta salvaje de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, y las represalias nucleares de los aliados en Hiroshima y Nagasaki, sentaron las bases para el pacifismo impuesto por los EU que ha reinado desde el final de la guerra. Las Fuerzas de Autodefensa (FAD) que surgieron en la década de los cincuenta estaban diseñadas (en teoría) sólo para proteger a Japón de algún ataque. Las misiones ofensivas quedaron prohibidas por la constitución.
Pero ahora Japón tiene en el primer ministro Junichiro Koizumi a un líder que quiere que su país sea más activo militarmente. Koizumi tiene mayoría en ambas cámaras de la Dieta, el parlamento japonés, y a pesar de la popularidad duradera del pacifismo, tiene la intención de que las FAD sean capaces de llevar a cabo la "autodefensa preventiva", un tipo de acción ofensiva en todo menos el nombre. Esa propuesta está uniendo a los partidos de oposición en su contra.
En efecto, el envío de fuerzas de paz japonesas bajo mandato de la ONU a Camboya en 1992 (la primera vez que las FAD, con 240,000 efectivos, emprendieron una misión en el exterior) fue objeto de amargas discusiones. Si bien el apoyo logístico que dieron los buques de guerra japoneses durante el reciente conflicto afgano fue una operación sin riesgo, ese puede no ser el caso de la última operación de las FAD, la participación en la reconstrucción de las "zonas pacificadas" en Iraq.
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When a bank fails in the United States, questions about who is to blame are often directed at many different regulatory agencies, because the system is complex and hard for outsiders to understand. In the wake of the collapse of Silicon Valley Bank, the case for an overhaul could not be stronger.
laments that the post-2008 Dodd-Frank reforms left in place a framework riddled with structural shortcomings.
The failures of Silicon Valley Bank and Signature Bank are significant market events. But, given an overheated labor market and 1970s-like inflation, if the Fed cannot see the whites of the eyes of a systemic banking crisis, then it must move aggressively on the inflation front.
urges the US central bank to continue raising interest rates, despite signs of financial-sector fragility.
La conducta salvaje de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, y las represalias nucleares de los aliados en Hiroshima y Nagasaki, sentaron las bases para el pacifismo impuesto por los EU que ha reinado desde el final de la guerra. Las Fuerzas de Autodefensa (FAD) que surgieron en la década de los cincuenta estaban diseñadas (en teoría) sólo para proteger a Japón de algún ataque. Las misiones ofensivas quedaron prohibidas por la constitución.
Pero ahora Japón tiene en el primer ministro Junichiro Koizumi a un líder que quiere que su país sea más activo militarmente. Koizumi tiene mayoría en ambas cámaras de la Dieta, el parlamento japonés, y a pesar de la popularidad duradera del pacifismo, tiene la intención de que las FAD sean capaces de llevar a cabo la "autodefensa preventiva", un tipo de acción ofensiva en todo menos el nombre. Esa propuesta está uniendo a los partidos de oposición en su contra.
En efecto, el envío de fuerzas de paz japonesas bajo mandato de la ONU a Camboya en 1992 (la primera vez que las FAD, con 240,000 efectivos, emprendieron una misión en el exterior) fue objeto de amargas discusiones. Si bien el apoyo logístico que dieron los buques de guerra japoneses durante el reciente conflicto afgano fue una operación sin riesgo, ese puede no ser el caso de la última operación de las FAD, la participación en la reconstrucción de las "zonas pacificadas" en Iraq.
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