¿Es malo el dopaje?

Hoy en día existe una temporada regular para hablar acerca del uso de sustancias ilícitas en las actividades deportivas: la que llega todos los años con el Tour de France. Este año el líder general, dos otros competidores y dos equipos fueron expulsados o retirados de la carrera por dar positivo en pruebas de dopaje, o por no asistir a ellas. Se dice que el ganador final, Alberto Contador, dio positivo el año pasado. Tantos ciclistas han dado positivo a las pruebas de dopaje o han admitido, desde la seguridad de su retiro, que usaron sustancias, que uno puede preguntarse legítimamente si en este certamen es posible ser competitivo de otra manera.

En los Estados Unidos el debate ha estado impulsado por la marcha del jugador de béisbol Barry Bonds hacia batir la marca de todos los tiempos de cuadrangulares (o “home runs”) en una carrera. La creencia generalizada es que Bonds se ha ayudado con sustancias ilícitas y hormonas sintéticas. Con frecuencia los fanáticos lo abuchean y se burlan de él, y muchos piensan que Bud Selig,el comisionado para el béisbol, no debería asistir a juegos en que Bonds pueda alcanzar o superar la marca.

A nivel de elites, la diferencia entre ser un campeón y uno del montón es tan minúscula –y sin embargo importa tanto- que los atletas se ven presionados a hacer todo lo posible para lograr hasta la más ligera ventaja por sobre sus compañeros. Es razonable sospechar que las medallas de oro ahora terminan en manos no de aquellos que no utilizan sustancias, sino de quienes tienen mayor éxito en refinar su uso para obtener la máxima potenciación sin ser detectados.

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