La Segunda, y Última, Oportunidad de Irlanda

Una vez más, el electorado irlandés tiene que votar "sí" o "no" al Tratado de Niza. ¿Ya se olvidaron en qué conciste ese tratado? Bueno, es uno de esos demasiado frecuentes compromisos difíciles alcanzados por líderes de estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) que buscan rodear y atravesar algunos problemas prácticos al mismo tiempo que postponen otros problemas.

El compromiso logrado en Niza hace cuatro años es importante porque contiene, entre otras provisiones, todos los tecnicismos de los balances de voto y la distribución del poder de las instituciones de la UE, los cuales deben estar firmemente afianzados antes de que la Unión pueda admitir a nuevos miembros. La ampliación es el asunto más importante de la agenda europea y el Tratado de Niza es su piedra angular. Sin él, no será posible que los países candidatos sean invitados en diciembre a volverse miembros de la Unión, como fue prometido en Copenhague hace diez años.

Los irlandeses rechazaron el Tratado de Niza en un referendum realizado el año pasado. Todo el aparato político del país, su gobierno, los principales partidos políticos (incluyendo a la oposición), los sindicatos y los patrones, apoyaron el "sí". Pero quienes estaban a favor de ese "sí" no pudieron articular con claridad por qué la gente debería votar en favor del Tratado. La mayoría de sus electores terminaron por ignorar el tema en su totalidad. El "no" ganó 54%, pero sólo 35% de las personas en capacidad de votar se tomaron la molestia de ir a las casillas.

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