ATENAS – A pesar de su inequívoco europeísmo, los irlandeses han sido muy maltratados por la Unión Europea.
Cuando los votantes irlandeses rechazaron el Tratado de Lisboa en 2008, la UE les obligó a volver a votar hasta llegar al resultado “correcto”. Un año más tarde, cuando los bancos privados irlandeses implosionaron, amenazando a sus acreedores privados (principalmente alemanes) con sufrir graves pérdidas, Jean-Claude Trichet, entonces presidente del Banco Central Europeo, “informó” de inmediato al gobierno irlandés de que el BCE cerraría los cajeros automáticos de toda la Isla Esmeralda a menos que los incautos contribuyentes del país las asumieran en lugar de los bancos alemanes.
Irlanda lo aceptó, su deuda pública aumentó extraordinariamente, la gente volvió a emigrar y el país quedó abatido y desanimado. Puesto que la UE sigue rechazando reducir de manera significativa la deuda con la que deben cargar las generaciones más jóvenes, los irlandeses están convencidos, y con justa razón, de que la UE violó su soberanía para beneficiar a los bancos extranjeros.
ATENAS – A pesar de su inequívoco europeísmo, los irlandeses han sido muy maltratados por la Unión Europea.
Cuando los votantes irlandeses rechazaron el Tratado de Lisboa en 2008, la UE les obligó a volver a votar hasta llegar al resultado “correcto”. Un año más tarde, cuando los bancos privados irlandeses implosionaron, amenazando a sus acreedores privados (principalmente alemanes) con sufrir graves pérdidas, Jean-Claude Trichet, entonces presidente del Banco Central Europeo, “informó” de inmediato al gobierno irlandés de que el BCE cerraría los cajeros automáticos de toda la Isla Esmeralda a menos que los incautos contribuyentes del país las asumieran en lugar de los bancos alemanes.
Irlanda lo aceptó, su deuda pública aumentó extraordinariamente, la gente volvió a emigrar y el país quedó abatido y desanimado. Puesto que la UE sigue rechazando reducir de manera significativa la deuda con la que deben cargar las generaciones más jóvenes, los irlandeses están convencidos, y con justa razón, de que la UE violó su soberanía para beneficiar a los bancos extranjeros.