RIVERSIDE, CALIFORNIA – Las protestas que se han desatado en todo Irán en defensa de los derechos de las mujeres y contra los abusos de la policía moral religiosa han vuelto a echar luz sobre la clerecía gobernante y sobre los poderes aparentemente ilimitados del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La República Islámica de Irán tiene un sistema de gobierno en dos niveles. El primer nivel, representación visible de la soberanía popular, incluye un presidente que ejerce el poder ejecutivo dentro de un estado altamente centralizado, un parlamento encargado de crear y debatir leyes, y un sistema judicial que las puede vetar e interpretar. El segundo nivel, representación de la soberanía divina, está formado por un solo hombre: el líder supremo, o faqih.
El faqih posee un monopolio absoluto del poder estatal. Designa al jefe del sistema judicial y tiene total libertad para destituir al presidente. Es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y puede vetar cualquier ley aprobada por el parlamento. Se trata de una posición a la vez anacrónica y única en el mundo, que institucionaliza el control clerical de todos los ámbitos de gobierno.
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Policymakers in both the United States and China seem to have fully accepted, and even embraced, the logic of economic decoupling. But what exactly will decoupling entail, and what will its consequences be?
tallies the costs of the global economic fragmentation that the US-China rivalry has set in motion.
The bipartisan push to ban TikTok in the US reflects both the growing distrust of China and lawmakers’ limited understanding of the tech world. While there are legitimate national-security concerns associated with the platform, a US ban could end up accelerating deglobalization.
thinks efforts to restrict American users’ access to the app are hypocritical and counterproductive.
RIVERSIDE, CALIFORNIA – Las protestas que se han desatado en todo Irán en defensa de los derechos de las mujeres y contra los abusos de la policía moral religiosa han vuelto a echar luz sobre la clerecía gobernante y sobre los poderes aparentemente ilimitados del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La República Islámica de Irán tiene un sistema de gobierno en dos niveles. El primer nivel, representación visible de la soberanía popular, incluye un presidente que ejerce el poder ejecutivo dentro de un estado altamente centralizado, un parlamento encargado de crear y debatir leyes, y un sistema judicial que las puede vetar e interpretar. El segundo nivel, representación de la soberanía divina, está formado por un solo hombre: el líder supremo, o faqih.
El faqih posee un monopolio absoluto del poder estatal. Designa al jefe del sistema judicial y tiene total libertad para destituir al presidente. Es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y puede vetar cualquier ley aprobada por el parlamento. Se trata de una posición a la vez anacrónica y única en el mundo, que institucionaliza el control clerical de todos los ámbitos de gobierno.
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