

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
STANFORD – Estados Unidos e Irán rara vez coincidieron sobre cómo llevar adelante las conversaciones nucleares u otros elementos de sus relaciones bilaterales. Pero las sinergias y similitudes entre dos facciones -los iraníes intransigentes y los halcones de la actual administración norteamericana- son tan contradictorias como profundas. De hecho, la nueva estrategia de Donald Trump para Irán les ha dado a los radicales en Teherán motivos para celebrar, ya que han encontrado en el presidente estadounidense un aliado involuntario en su búsqueda de dominio político.
Durante años, los "radicales conservadores" de Irán -un concepto que combina conservadurismo extremo en cuestiones de fe y filosofía con visiones radicales sobre la violencia- han sostenido que la negociación y el reacercamiento con Estados Unidos son tontos e inútiles. Estados Unidos, creen estos representantes de línea dura, sólo está interesado en un cambio de régimen y en combatir al Islam en la región.
Esta visión ha llevado a Irán a alinearse más estrechamente con Rusia y China. Pero las sanciones devastadoras vinculadas a la actividad nuclear en los últimos años llevaron a la economía iraní al borde del colapso y los conservadores de Irán se vieron obligados a negociar de buena fe con la comunidad internacional.
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