STANFORD – El regreso de la inflación marca un punto de inflexión. La demanda ha chocado contra el muro de la oferta. Nuestras economías ya producen todo lo que pueden. Además, es evidente que esta inflación es resultado de políticas fiscales demasiado expansivas. Un shock de oferta puede subir el precio de un producto en relación con otros, pero no todos los precios y salarios a la vez.
Es hora de descartar un montón de pensamiento ilusorio, comenzando por la idea de que los gobiernos pueden pedir prestado o imprimir tanto dinero como necesiten para echárselo a cada problema. A partir de ahora el gasto público tendrá que salir de la recaudación tributaria presente o de una recaudación futura creíble que haga posible un endeudamiento no inflacionario.
Gastar por el estímulo en sí es cosa del pasado. Los gobiernos tienen que empezar a gastar con prudencia. Gastar para «crear empleo» no tiene sentido cuando en todas partes hay escasez de mano de obra.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Joseph S. Nye, Jr.
considers how China undermines its own soft power, traces the potential causes of a war over Taiwan, welcomes Europe’s embrace of “smart” power, and more.
Around the world, people increasingly live with the sense that too much is happening, too fast. Chief among the sources of this growing angst are the rise of artificial intelligence, climate change, and Russia's war in Ukraine – each of which demands urgent attention from policymakers and political leaders.
calls attention to the growing challenges posed by AI, climate change, and the war in Ukraine.
STANFORD – El regreso de la inflación marca un punto de inflexión. La demanda ha chocado contra el muro de la oferta. Nuestras economías ya producen todo lo que pueden. Además, es evidente que esta inflación es resultado de políticas fiscales demasiado expansivas. Un shock de oferta puede subir el precio de un producto en relación con otros, pero no todos los precios y salarios a la vez.
Es hora de descartar un montón de pensamiento ilusorio, comenzando por la idea de que los gobiernos pueden pedir prestado o imprimir tanto dinero como necesiten para echárselo a cada problema. A partir de ahora el gasto público tendrá que salir de la recaudación tributaria presente o de una recaudación futura creíble que haga posible un endeudamiento no inflacionario.
Gastar por el estímulo en sí es cosa del pasado. Los gobiernos tienen que empezar a gastar con prudencia. Gastar para «crear empleo» no tiene sentido cuando en todas partes hay escasez de mano de obra.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in