¿El segundo Gran Motín de la India?

Con todo y su larga historia, India es un país joven, donde tal vez el 70% de la población es menor de 30 años. Entre ellos, cada vez son menos los que recuerdan la sangrienta división que generó a India y Pakistán como estados independientes, y para la generación más joven, Pakistán ya no es parte de la gran nación que se perdió, sino un vecino hostil que apoya la jihad fundamentalista y violenta. Lamentablemente, la desconfianza hacia Pakistán afecta cada vez más a la comunidad musulmana de la India, compuesta por más de 100 millones de personas, pero que sólo representa el 12% de la población del país.

A pesar de la división, durante las primeras décadas de la independencia en la India había una atmósfera de idealismo y esperanza. La mayoría de los musulmanes veían a Jawaharlal Nehru, el primer Primer Ministro del país, como el auténtico heredero de la visión que tenía Mahatma Gandhi de la India como un estado tolerante y multinacional. A su vez, muchos de los colaboradores musulmanes de Nehru eran respetados a nivel nacional por todos los grupos religiosos, y su Partido del Congreso Nacional Indio tenía casi el monopolio de los votos musulmanes.

Ese apoyo continuó a pesar de las difíciles condiciones para la minoría musulmana, que incluían una discriminación abierta en el empleo y en la distribución de la generosidad gubernamental. Lo más grave era que con frecuencia se consideraba a los musulmanes como una quinta columna que tramaba una mayor división del país. Esas sospechas solían convertirse en motines religiosos, en los que los musulmanes sufrieron más del 90% de las bajas. No ha habido castigo para nadie por esos asesinatos.

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