US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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WASHINGTON, DC – Más de cuatro años han transcurrido desde que una mayoría abrumadora de los miembros del Fondo Monetario Internacional acordó un plan de reformas que duplicaría sus recursos y reorganizaría su estructura de gobierno en pro de los países en desarrollo, pero la adopción de reformas requiere su aprobación por los países miembros del FMI y, aunque los Estados Unidos figuraron entre quienes votaron a favor de esa medida, el Presidente Barack Obama no ha podido conseguir la aprobación del Congreso. Ha llegado el momento de examinar otros métodos para sacar adelante las reformas.
El retraso por parte de los EE.UU. representa un gran revés para el FMI. Obstaculiza una reestructuración de su proceso de adopción de decisiones que reflejaría mejor la importancia y el dinamismo en aumento de los países en desarrollo. Además, con las reformas en el limbo el FMI se ha visto obligado a depender en gran medida de los préstamos de sus miembros y no de los recursos permanentes requeridos por las nuevas medidas. Dichos préstamos, concebidos como un expediente temporal antes de que las reformas entraran en vigor, deben reafirmarse cada seis meses.
En nuestra opinión, la forma mejor de seguir adelante sería la de desvincular la parte de las reformas que requiere la ratificación por el Congreso de los EE.UU. del resto del plan. Sólo un elemento importante –la decisión de avanzar hacia una Junta Ejecutiva con todos sus miembros elegidos por votación– requiere una enmienda del Convenio Constitutivo del FMI y, por tanto, la aprobación del Congreso.
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