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Un mejor manejo del factor global

SEATTLE – Imaginemos un mundo en el que los países miembros del Fondo Monetario Internacional tuvieran más participación en definir los temas de la reunión anual del organismo. Antes de cada cita (la de este año es en Indonesia en octubre) el FMI pediría a sus 189 integrantes señalar tres cuestiones clave en materia de políticas, para concentrarse en ellas, no sólo en las discusiones oficiales, sino también en los numerosos talleres paralelos. El resultado sería una agenda que tenga más en cuenta las inquietudes que están teniendo cada vez más funcionarios (y poblaciones).

Durante gran parte del decenio transcurrido desde el estallido de la crisis financiera global, los países de todo el mundo han estado sujetos a lo que Hélène Rey, de la London Business School, y otros autores han denominado “el factor global”: un conjunto de influencias externas que no pueden manejar ni controlar, pero que tienen una importante incidencia sobre variables internas fundamentales. Esto generó una volatilidad económica y financiera que complicó la gestión interna, alentó la polarización política y agravó las divisiones sociales.

La postura de “Estados Unidos primero” del presidente Donald Trump ha agravado en general la sensación internacional de incertidumbre e inseguridad, especialmente en Asia. Ahora, además de tener que enfrentar grandes cambios en los flujos de capitales, los tipos de interés y los movimientos de divisas, estos países deben adaptarse a la realidad de que ni siquiera pueden dar por sentados algunos de sus más viejos supuestos básicos sobre el comercio internacional.

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