AUSTIN (EE. UU.) – La debacle financiera de 2008 generó pedidos de un sistema financiero global que limite los desequilibrios comerciales, modere los flujos de capitales especulativos y evite el contagio sistémico. Tal precisamente era el objetivo del sistema de Bretton Woods original. Pero hoy un sistema así sería insostenible e indeseable. ¿Cómo podría ser una alternativa?
La conferencia de 1944 en Bretton Woods fue escenario del choque entre dos hombres y sus ideas: Harry Dexter White, representante del presidente estadounidense Franklin Roosevelt, y John Maynard Keynes, representante de un Imperio Británico cuya luz se estaba apagando. Previsiblemente, triunfó el esquema de White, por el que se usó el superávit comercial de los Estados Unidos en la posguerra para dolarizar a Europa y Japón, a cambio de que aceptaran un poder discrecional total de Estados Unidos en la política monetaria. Y el nuevo sistema de la posguerra puso los cimientos de la mejor época del capitalismo, hasta que Estados Unidos perdió el superávit comercial y el esquema de White se vino abajo.
Durante gran parte de la última década, se ha visto resurgir periódicamente una pregunta muy sencilla: ¿sería el descartado plan de Keynes más adecuado para nuestro mundo multipolar después de 2008?
As in the 1970s, a severe economic shock has forced governments to pursue massive fiscal and monetary expansion, thereby sowing fears of future inflation. But not all shocks are the same, and the key question now is whether we can be confident that the current state of exception will end.
show that the brewing debate about the threat of unanchored expectations is falling into a familiar pattern.
President Joe Biden’s administration appears determined to separate America's relationship with the Kingdom from the relationship with Crown Prince Mohammed bin Salman. But this separation will likely prove impossible to sustain.
explains why the Biden administration has no choice but to maintain ties with Crown Prince Mohammed bin Salman.
AUSTIN (EE. UU.) – La debacle financiera de 2008 generó pedidos de un sistema financiero global que limite los desequilibrios comerciales, modere los flujos de capitales especulativos y evite el contagio sistémico. Tal precisamente era el objetivo del sistema de Bretton Woods original. Pero hoy un sistema así sería insostenible e indeseable. ¿Cómo podría ser una alternativa?
La conferencia de 1944 en Bretton Woods fue escenario del choque entre dos hombres y sus ideas: Harry Dexter White, representante del presidente estadounidense Franklin Roosevelt, y John Maynard Keynes, representante de un Imperio Británico cuya luz se estaba apagando. Previsiblemente, triunfó el esquema de White, por el que se usó el superávit comercial de los Estados Unidos en la posguerra para dolarizar a Europa y Japón, a cambio de que aceptaran un poder discrecional total de Estados Unidos en la política monetaria. Y el nuevo sistema de la posguerra puso los cimientos de la mejor época del capitalismo, hasta que Estados Unidos perdió el superávit comercial y el esquema de White se vino abajo.
Durante gran parte de la última década, se ha visto resurgir periódicamente una pregunta muy sencilla: ¿sería el descartado plan de Keynes más adecuado para nuestro mundo multipolar después de 2008?
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