ATENAS – Los anticapitalistas tuvieron un año pésimo. Pero el capitalismo también.
Si bien la derrota del Partido Laborista de Jeremy Corbyn en el Reino Unido este mes le restó impulso a la izquierda radical, particularmente en Estados Unidos (donde ya están cerca las primarias para la elección presidencial), el capitalismo recibió críticas desde lugares insospechados. Milmillonarios, ejecutivos empresariales y hasta la prensa financiera se han unido a intelectuales y líderes comunitarios en una sinfonía de lamentos por la brutalidad, insensibilidad e insostenibilidad del capitalismo rentista. La imposibilidad de seguir haciendo negocios igual que siempre parece ser una idea muy difundida, incluso en las juntas directivas de las corporaciones más poderosas.
Cada vez más presionados, y justificadamente culposos, los ultrarricos (o al menos, los razonables) se sienten amenazados por la aplastante precariedad en la que se está hundiendo la mayoría. Como predijo Marx, forman una minoría con poder supremo que se muestra incapaz de dirigir sociedades polarizadas que no pueden garantizar una existencia digna a quienes no poseen activos.
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The Russian state’s ideological madness and reversion to warlordism have been abetted by a religious fundamentalism that openly celebrates death in the name of achieving a god-like status. As Vladimir Putin’s propagandists are telling Russians, “Life is overrated.”
traces the religious and intellectual roots of the Kremlin’s increasingly morbid war propaganda.
It is hard to reconcile the jubilant mood of many business leaders with the uncertainty caused by the war in Ukraine. While there are some positive signs of economic recovery, a sudden escalation could severely destabilize the global economy, cause a stock market crash, and accelerate deglobalization.
warns that the Ukraine war and economic fragmentation are still jeopardizing world growth prospects.
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ATENAS – Los anticapitalistas tuvieron un año pésimo. Pero el capitalismo también.
Si bien la derrota del Partido Laborista de Jeremy Corbyn en el Reino Unido este mes le restó impulso a la izquierda radical, particularmente en Estados Unidos (donde ya están cerca las primarias para la elección presidencial), el capitalismo recibió críticas desde lugares insospechados. Milmillonarios, ejecutivos empresariales y hasta la prensa financiera se han unido a intelectuales y líderes comunitarios en una sinfonía de lamentos por la brutalidad, insensibilidad e insostenibilidad del capitalismo rentista. La imposibilidad de seguir haciendo negocios igual que siempre parece ser una idea muy difundida, incluso en las juntas directivas de las corporaciones más poderosas.
Cada vez más presionados, y justificadamente culposos, los ultrarricos (o al menos, los razonables) se sienten amenazados por la aplastante precariedad en la que se está hundiendo la mayoría. Como predijo Marx, forman una minoría con poder supremo que se muestra incapaz de dirigir sociedades polarizadas que no pueden garantizar una existencia digna a quienes no poseen activos.
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