Holanda después de van Gogh

El asesinato del cineasta Theo van Gogh y los ataques en contra de mezquitas, iglesias y escuelas islámicas que le siguieron han provocado más exámenes de conciencia en los hogares holandeses en la última semana que en las pasadas dos décadas. Parece que la vieja Holanda ha dejado de existir y nunca regresará.

Ahora la meta debe ser unir al pueblo holandés. Ello requerirá mucho trabajo de parte tanto de los inmigrantes como de los holandeses nativos. Mientras los moderados mantengan la calma, una nueva Holanda puede surgir a partir de los espantosos acontecimientos de las últimas semanas.

A menudo se dice de los diversos grupos de inmigrantes en Holanda que carecen de la capacidad de "purificarse" a través de una autoevaluación y una crítica propia honesta. Muchos lo aceptan y quieren cambiar. El multiculturalismo sin compromisos ha mantenido oculto del escrutinio público el conservadurismo de los holandeses marroquíes y de los holandeses turcos. Entre los inmigrantes, los exámenes de conciencia se relacionan estrechamente con la pertenencia y el compromiso, que en la práctica significa sentirse parte de la sociedad y sentirse responsable de la ciudad, el barrio y la calle donde uno vive.

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