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Una sana mejora sobre el PIB

LONDRES – La insatisfacción con el PIB está en aumento. Muchos economistas, autoridades de gobierno y otros críticos cuestionan la capacidad de este índice básico de medición del éxito social y gubernamental para reconocer las mejoras de bienestar derivadas de los avances tecnológicos, dar cuenta de la degradación ambiental o reflejar la creciente desigualdad. Son quejas que no harán más que crecer, a medida que los avances en los ámbitos de la inteligencia artificial y la robótica reduzcan de manera considerable la oferta de empleo, al tiempo que impulsen el PIB, en un proceso que probablemente se vea acelerado por la actual pandemia.

Por largo tiempo ha habido indicadores alternativos, y una opción prometedora es la esperanza de vida saludable (EVS o HLE, por sus siglas en inglés), un índice fácilmente entendible y que tiene una obvia importancia para cada uno de nosotros. Más aún, la EVS ya se está midiendo y sucede que aborda muchos de los factores que el PIB podría omitir.

Por ejemplo, las malas condiciones ambientales no conducen a tener vidas largas y saludables. Y hay multitud de evidencias de que las personas que viven vidas felices y plenas también tienden a vivir más y con mejor salud. Yendo incluso más al punto, las vidas más saludables y longevas retroalimentan el PIB, pues, así como un mayor PIB ayuda a proporcionar los recursos necesarios para promover la salud, una población más saludable ayuda a fortalecerlo.

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