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¿La producción de petróleo alcanzó un pico?

El ifn del petróleo abundante

OXFORD – A lo largo de la historia de la industria petrolera, el miedo y la preocupación por el inminente agotamiento de las reservas de petróleo ha sido un tema recurrente. Estos sentimientos muchas veces se propagan y se apoderan de la imaginación pública cuando se produce un rápido incremento de la demanda petrolera, aumentos sostenidos de los precios energéticos e incertidumbre geopolítica. De modo que el discurso de hoy sobre la escasez de petróleo, que comenzó a principios del siglo pasado, no debería causar sorpresa.

Quienes creen en la escasez de petróleo apuntan al sostenido incremento promedio anual de los precios del petróleo desde 2002 hasta 2008, a la producción menguante en muchas zonas del mundo y a la falta (hasta hace poco frente a las costas de Brasil) de hallazgos de petróleo de gran escala en las últimas décadas. Todos estos factores llevan a creer que la producción de petróleo alcanzó un pico. Frente a la implacable presión del sector de demanda, motivada principalmente por los países de alto crecimiento como China e India, algunos predicen precios energéticos estratosféricos, escasez de oferta, dificultades económicas y sociales y hasta guerras por los recursos.

Dado que el petróleo es un recurso no renovable, en un sentido el mundo siempre se queda sin petróleo. A menos que la demanda global decaiga, en algún momento en el futuro la producción de petróleo alcanzará un pico y terminará extinguiéndose. Pero esta predicción es casi una tautología. Para que sirva de algo, quienes creen en la escasez del petróleo deben estar en condiciones de predecir cosas como el momento en que se produce el pico de petróleo, la situación de la demanda cuando la producción petrolera alcance ese pico y el patrón de la declinación.

Sin embargo, el historial de los teóricos del "fin del petróleo abundante" sobre estas cuestiones no ha sido muy impresionante: lo que han hecho sus predicciones es pasar sostenidamente para adelante la fecha en que la producción global de petróleo alcanzará un máximo. Peor aún, no han hecho ningún intento serio por identificar por qué sus predicciones anteriores han tenido que ser revisadas.

Un problema importante es que este tipo de predicciones suelen confundir recursos con reservas. Los recursos son los volúmenes disponibles de hidrocarburos sin referencia a las limitaciones en cuanto a su accesibilidad y/o costo. Los recursos imponen un límite superior a lo que en definitiva se puede producir; en consecuencia, es el concepto relevante para determinar las fechas probables de un punto máximo de producción y de un agotamiento final.

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Si se conociera con certeza el volumen de los recursos petroleros, y si pudiéramos predecir con precisión el crecimiento del consumo de petróleo, calcular la inminencia del agotamiento sería simple. Pero estos son grandes interrogantes -especialmente dado el alto nivel de incertidumbre con respecto al volumen máximo de los recursos petroleros.

Mientras que los teóricos del fin del petróleo abundante tienen opiniones marcadas sobre este tema, no dan cabida a todas las posibilidades tecnológicas presentes y futuras que pueden aumentar los recursos. De hecho, dada la dificultad a la hora de estimar la dimensión total de los recursos, muchos consideran que las teorías sobre el fin del petróleo abundante son irrelevantes.

Afortunadamente, el foco del debate está en las reservas y no en los recursos. Las reservas se definen como las cantidades de petróleo que se espera recuperar comercialmente a partir de campos conocidos. El concepto de reservas es técnico y económico, no geológico.

También es un concepto no estático, ya que las estimaciones de las reservas generalmente se revisarán hacia arriba o hacia abajo a medida que se cuente con más datos geológicos o de ingeniería, que mejore la tecnología y/o que cambien las condiciones económicas (como los precios del petróleo y los costos de producción). De hecho, el volumen del crecimiento reciente de las reservas mundiales no se debe a nuevos hallazgos, sino principalmente al crecimiento de las reservas y a las mejores tasas de recuperación.

Es más, a pesar de lo que muchos creen, el petróleo crudo dista de ser un producto homogéneo. Existe un continuo de carbón fósil que va desde petróleo fácil y convencional, petróleo de aguas profundas y ultra profundas, hasta petróleo crudo extrapesado. Con el progreso tecnológico y los crecientes precios del petróleo, la mayor parte de estas reservas se volverán convencionales, lo que ayudará a hacer retroceder el fin del petróleo abundante unos años.

La imposibilidad de distinguir claramente entre recursos y reservas -y de reconocer la importancia de los precios, los costos y la tecnología en la transformación de los recursos en reservas- resulta en predicciones erróneas sobre un inminente pico en la producción de petróleo, y a información tergiversada que ha tenido un impacto negativo en el diseño de políticas. En lugar de concentrarse en los principales desafíos de corto y largo plazo que enfrenta la industria petrolera, el debate sobre el fin del petróleo abundante desvía la atención a problemas equivocados.

En el corto plazo, efectivamente existen temores de que la producción de petróleo alcance un pico pronto, no como consecuencia de una falta de disponibilidad de reservas, sino de obstáculos para la inversión -por ejemplo, acceso a reservas, sanciones e incertidumbre en materia de políticas-. Algunos de los que creen en la inminencia del fin del petróleo abundante consideran que estas barreras son esencialmente irrelevantes, y sostienen que su eliminación simplemente demoraría el pico unos años. Pero, en el largo plazo, el desafío consiste en hacer la transición a una alternativa energética nueva y sostenible, y evaluar los costos políticos, económicos, sociales y climáticos asociados con esta situación. Desafortunadamente, ese debate aún no ha comenzado.

El tono actual alrededor del debate sobre el fin del petróleo abundante recuerda al que caracterizaba a la guerra global contra el terrorismo: lo que se está haciendo es reciclar la frase "están con nosotros o en contra nuestra" para polarizar a los observadores y los analistas. Pero como en cualquier otro debate, cuando dominan las posiciones extremas, los problemas reales se trivializan y se marginalizan.

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