CAMBRIDGE – Luego de que el valor de las acciones de Tesla se multiplicara por diez entre marzo de 2020 y enero de 2021, el fundador de la compañía, Elon Musk, se ha erigido como la encarnación de la innovación verde. El fenómeno Tesla se ha propagado al resto de la incipiente industria de los vehículos eléctricos (VE), cubriendo de polvo estelar a una serie de nuevas empresas verdes con tecnologías no probadas e ingresos mínimos.
En tanto emprendedores e inversores privados se lanzan a hacer lo que los gobiernos no hicieron, algunos analistas ahora creen que una Revolución Verde está por llegar. Otros, en cambio, miran el mismo panorama y ven las señales tempranas de una “burbuja de tecnología verde”.
El boom de la tecnología verde (o tecnología limpia) es, por cierto, vulnerable. Al igual que el boom digital anterior que resultó en la burbuja de las puntocom a fines de los años 1990, depende marcadamente de una fuerza externa que podría desaparecer de repente –a saber, el dinero fácil-. En el contexto de bajas tasas de interés de hoy, el valor actual de los flujos de efectivo futuros se ha inflado y, en consecuencia, se derrumbará si las tasas de interés llegan a subir.
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El boom de la tecnología verde (o tecnología limpia) es, por cierto, vulnerable. Al igual que el boom digital anterior que resultó en la burbuja de las puntocom a fines de los años 1990, depende marcadamente de una fuerza externa que podría desaparecer de repente –a saber, el dinero fácil-. En el contexto de bajas tasas de interés de hoy, el valor actual de los flujos de efectivo futuros se ha inflado y, en consecuencia, se derrumbará si las tasas de interés llegan a subir.
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