Engineer India rickshaw mechanic fix Brandon/Flickr

La reestructuración de los gobiernos

PARÍS – Desde que estalló la crisis en 2008, los gobiernos de los países avanzados han estado sometidos a una gran presión. En muchos países, los ingresos tributarios se desplomaron bruscamente cuando se contrajo la economía, disminuyeron los ingresos y se paralizaron las transacciones inmobiliarias. En la mayoría de los casos la reducción de los ingresos tributarios fue repentina, profunda y duradera. Los gobiernos no tuvieron otra opción que la de subir los impuestos o adaptarse a una época de vacas flacas.

En algunos países, la magnitud de la sacudida fue tal, que una gran subida de los impuestos no pudo colmar el desfase. En España, pese a una subida de los impuestos que ascendió a más del cuatro por ciento del PIB desde 2010, la relación entre los ingresos por impuestos y el PIB representó sólo el 38 por ciento en 2014, frente al 41 por ciento en 2007. En Grecia, los aumentos de los impuestos ascendieron al 13 por ciento del PIB durante el mismo período, pero dicha relación aumentó sólo en seis puntos porcentuales. En otros países, se alcanzaron los límites políticos de las subidas de impuestos antes de que se pudiera colmar el desfase. De buena o de mala gana, se está concediendo prioridad a los recortes del gasto.

La falta de ilusiones sobre el crecimiento futuro contribuye a la presión. La productividad ha sido en general floja en los últimos años, lo que indica que el crecimiento en los próximos años podría ser más lento de lo que antes se esperaba. Así, pues, el aumento de los ingresos podría ser insuficiente para estar a la altura del gasto público en materia de salud y pensiones para las personas de edad.

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