Managers go to work in the Central area in the financial center in Hong Kong Vincent Isore/IP3/Getty Images

La paradoja de las críticas a la globalización

NUEVA DELHI – La mayoría de economistas están de acuerdo acerca de los beneficios de la integración global "real", es decir, de los prácticamente ilimitados flujos transfronterizos de bienes, mano de obra y tecnología. Pero están menos seguros en cuanto a la integración financiera global, especialmente de los flujos a corto plazo del llamado dinero caliente. Sin embargo, la reacción antiglobalización de hoy se centra principalmente en la integración real, y casi en su totalidad se olvida de los aspectos financieros.

La reacción a la integración real recientemente ha impulsado a la administración del presidente estadounidense Donald Trump a recurrir al proteccionismo comercial unilateral, dirigido a China en particular. Tanto en Estados Unidos como en Europa se están levantando barreras contra la migración. Muchos gobiernos se están moviendo para imponer nuevos impuestos a las compañías de tecnología consideradas demasiado grandes o influyentes.

En este contexto, extraña la ausencia de un mínimo de protestas contra la integración financiera. Después de todo, los flujos financieros regularmente han causado estragos en las economías ricas y pobres por igual en los últimos 40 años. Y ese daño no es ningún secreto: instituciones como el Fondo Monetario Internacional lo han destacado, añadiendo condiciones a su previo apoyo a la apertura financiera.

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