GINEBRA – Tal vez la pandemia de COVID-19 y la miríada de crisis que desató comiencen finalmente a desvanecerse en 2022, pero incluso en el mejor de los escenarios posibles, queda a la vista un tsunami de nuevos desafíos: desde el fracaso de la acción climática hasta la erosión de la cohesión social. Para solucionarlos, los líderes tendrán que adoptar un modelo de gobernanza diferente.
Cuando nuestras instituciones están bien gobernadas les prestamos poca atención. Son simplemente una infraestructura invisible sobre la cual se apoyan la economía y casi todos los aspectos del orden social. Y una gobernanza «suficientemente buena» en la segunda mitad del siglo XX permitió el crecimiento del ingreso y la paz social.
En la actualidad, sin embargo, mucha gente ha perdido la fe en sus líderes. Frente a los crecientes riesgos y al fracaso colectivo para solucionarlos, comenzamos a buscar culpables. Hay quienes señalan a los líderes políticos ineptos, otros culpan a los presidentes ejecutivos de empresas (el «hombre de Davos»), y una minoría desesperada y cada vez más numerosa percibe una conspiración de las élites detrás del pesimismo actual.
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China’s exceptional growth in recent decades has influenced the education and career choices of young people and their families. But now that high-skilled jobs are drying up and recent graduates are struggling to find work, there is a growing mismatch between expectations and new realities.
argues that the rise in joblessness among young people does not spell economic apocalypse for China.
Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
GINEBRA – Tal vez la pandemia de COVID-19 y la miríada de crisis que desató comiencen finalmente a desvanecerse en 2022, pero incluso en el mejor de los escenarios posibles, queda a la vista un tsunami de nuevos desafíos: desde el fracaso de la acción climática hasta la erosión de la cohesión social. Para solucionarlos, los líderes tendrán que adoptar un modelo de gobernanza diferente.
Cuando nuestras instituciones están bien gobernadas les prestamos poca atención. Son simplemente una infraestructura invisible sobre la cual se apoyan la economía y casi todos los aspectos del orden social. Y una gobernanza «suficientemente buena» en la segunda mitad del siglo XX permitió el crecimiento del ingreso y la paz social.
En la actualidad, sin embargo, mucha gente ha perdido la fe en sus líderes. Frente a los crecientes riesgos y al fracaso colectivo para solucionarlos, comenzamos a buscar culpables. Hay quienes señalan a los líderes políticos ineptos, otros culpan a los presidentes ejecutivos de empresas (el «hombre de Davos»), y una minoría desesperada y cada vez más numerosa percibe una conspiración de las élites detrás del pesimismo actual.
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