BERLÍN – La postura de Alemania hacia Europa ha adquirido características de rechazo y falta de compromiso. Los responsables de sus políticas les niegan a los países afectados por la crisis de la eurozona una política fiscal más activa; se rehúsan a respaldar una agenda de inversión europea para generar demanda y crecimiento; han declarado un excedente fiscal, en lugar de un crecimiento potencial más rápido, como su principal objetivo doméstico; y han comenzado a enfrentarse al Banco Central Europeo (BCE) en la lucha contra la deflación y una crisis de crédito. Alemania está equivocada en los cuatro puntos.
Sin duda, Alemania tiene razones para rechazar los pedidos estrechos de miras de Francia e Italia de una expansión fiscal incondicional. Después de todo, el estímulo fiscal sólo funciona si respalda la inversión privada y está acompañado de reformas estructurales mucho más ambiciosas -el tipo de reformas que Francia e Italia hoy rechazan.
Sin embargo, Alemania tiene todo el apalancamiento que necesita para implementar las reformas orientadas a la estabilidad que quiere para Europa. Para empezar, Alemania, junto con la Comisión Europea, puede obligar a Francia a implementar reformas más profundas a cambio de más tiempo para consolidar su déficit.
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Despite an increasingly challenging economic and geopolitical environment, the global economy performed better than expected over the past year. But although analysts’ projections for 2023 were too pessimistic, it appears that consensus forecasts for the coming year may have have swung too far in the opposite direction.
worries that domestic political divisions and market volatility could exacerbate financial vulnerabilities.
BERLÍN – La postura de Alemania hacia Europa ha adquirido características de rechazo y falta de compromiso. Los responsables de sus políticas les niegan a los países afectados por la crisis de la eurozona una política fiscal más activa; se rehúsan a respaldar una agenda de inversión europea para generar demanda y crecimiento; han declarado un excedente fiscal, en lugar de un crecimiento potencial más rápido, como su principal objetivo doméstico; y han comenzado a enfrentarse al Banco Central Europeo (BCE) en la lucha contra la deflación y una crisis de crédito. Alemania está equivocada en los cuatro puntos.
Sin duda, Alemania tiene razones para rechazar los pedidos estrechos de miras de Francia e Italia de una expansión fiscal incondicional. Después de todo, el estímulo fiscal sólo funciona si respalda la inversión privada y está acompañado de reformas estructurales mucho más ambiciosas -el tipo de reformas que Francia e Italia hoy rechazan.
Sin embargo, Alemania tiene todo el apalancamiento que necesita para implementar las reformas orientadas a la estabilidad que quiere para Europa. Para empezar, Alemania, junto con la Comisión Europea, puede obligar a Francia a implementar reformas más profundas a cambio de más tiempo para consolidar su déficit.
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