krauss56_Clemens Bilan - PoolGetty Images_baerbockscholz Clemens Bilan/Pool/Getty Images

Adiós al statu quo en Alemania

STANFORD – El buen desempeño de los Verdes en la elección federal alemana (aunque no tan bueno como el que esperaba el partido hace unas pocas semanas) da esperanzas de que el país comience por fin a orientarse en una dirección más prometedora. Tal vez eso implique alejarse de la condescendencia de la canciller saliente Angela Merkel hacia gobiernos autoritarios; en particular su apoyo al gasoducto Nord Stream 2 entre Alemania y Rusia, y su defensa de un acuerdo de inversión entre la Unión Europea y China (que más tarde fue bloqueado por el Parlamento Europeo).

A diferencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por la sigla en alemán) de Merkel, y del Partido Socialdemócrata (SPD), que han mostrado un sesgo prorruso desde el gobierno de Gerhard Schröder (1998‑2005), los Verdes son partidarios de una actitud más firme en relación con Rusia y China. Y ahora están en condiciones de controlar el pasado sesgo prorruso del SPD, sumándose a una nueva coalición de gobierno con el candidato socialdemócrata a canciller, Olaf Scholz, que relegaría a la CDU a la oposición.

En el último debate televisivo de la campaña, Scholz y Annalena Baerbock (de los Verdes) se pronunciaron a favor de un acuerdo de esta naturaleza. La formación del nuevo gobierno puede ser un proceso lento, y hay muchas combinaciones y permutaciones posibles, pero los Verdes pueden tener un papel clave en casi todas ellas: son el común denominador, un hecho que no pasó inadvertido al presidente ruso Vladimir Putin, quien en opinión de muchos alemanes estuvo activo detrás de escena tratando de minimizar el triunfo electoral de los Verdes.

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