

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
GINEBRA – En los últimos meses, el desarrollo de la inteligencia artificial se ha acelerado considerablemente. Sistemas de IA generativa como ChatGPT y Midjourney están transformando a pasos acelerados un amplio rango de actividades profesionales y procesos creativos. La ventana de oportunidad para guiar el desarrollo de esta tecnología poderosa de manera tal que se minimicen los riesgos y se maximicen los beneficios se está achicando con celeridad.
Las capacidades basadas en IA forman parte de un proceso, en el que los sistemas de IA generativa como GPT-4 (la última versión de ChatGPT) caen dentro de la categoría más avanzada. Dado que este tipo de sistemas son los más prometedores y pueden generar los escollos más traicioneros, merecen un escrutinio especial por parte de las partes interesadas, tanto públicas como privadas.
Prácticamente todos los avances tecnológicos han tenido efectos positivos y negativos en la sociedad. Por un lado, han impulsado la productividad económica y el crecimiento de los ingresos, un mayor acceso a las tecnologías de información y comunicación, vidas humanas más prolongadas y un mejor bienestar general. Por otro lado, han provocado el desplazamiento de los trabajadores, un estancamiento salarial, una mayor desigualdad y una creciente concentración de los recursos entre los individuos y las corporaciones.
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