EU Council g 20 Michele Tantussi/Stringer

En un G20 en armonía, Trump desafina

MEDELLÍN – O Freunde, nicht diese Töne! (¡Oh amigos, dejemos esos tonos!), proclamó el barítono en la conmovedora ejecución de la Novena Sinfonía de Beethoven para los líderes del G20 en Hamburgo, la noche del viernes pasado. La emocionante frase inicial del “Himno a la alegría”, el llamado de Beethoven a la hermandad universal, fue el mensaje perfecto para los líderes mundiales sentados en el palco de la sala de conciertos. Y la presidenta del G20, la canciller alemana Angela Merkel, se reveló como una notable intérprete del espíritu de Beethoven.

Esta fue la primera cumbre del G20 con Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Las notas discordantes de la cumbre, evocadas en las secciones tormentosas de la sinfonía de Beethoven, brotaron todas de Estados Unidos. A Trump no le vengan con llamados al amor fraternal. Lo suyo son las divisiones étnicas y religiosas, la hostilidad hacia los vecinos (en la cumbre volvió a insistir con lo de que Estados Unidos levantará un muro en la frontera con México y se lo hará pagar) y visiones maniqueas de una civilización occidental a punto de colapsar bajo el Islam radical, en vez de en la cima de avances tecnológicos y económicos inimaginables.

El director condujo la orquesta a través de una actuación memorable, pero el mayor virtuosismo de la velada lo exhibió Merkel. ¡Qué chispa de genio, llevar a los líderes del G20 a la espectacular nueva sala de conciertos de la Elbphilharmonie en Hamburgo (ella misma un triunfo de la visión arquitectónica) para recibir inspiración de la que tal vez sea la mayor creación musical de la cultura universal, con su mensaje de armonía mundial!

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