G-8 Summit and Climate Change

Hace dos años, la Cumbre del G8 en Gleaneagles, Escocia, prometió entregar un claro plan de desarrollo y movilizar apoyo financiero para un crecimiento más cuidadoso del medio ambiente en las economías de mercado emergentes más importantes. La reunión de este año en Heligendamm, Alemania, debe rendir cuenta sobre esa promesa.

Desde Gleaneagles, se ha desarrollado una masa crítica de apoyo público para actuar con decisión sobre el cambio climático. Algunos dicen que ha ocurrido un punto de inflexión. La ciencia y la economía del cambio climático han acercado posiciones como resultado de la abrumadora evidencia científica en los estudios del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC) y el informe de Sir Nicholas Stern al gobierno británico acerca de los costes de la acción y la inacción. En todo el mundo, funcionarios expertos, la comunidad de negocios, ciudadanos preocupados y gobiernos que quieren dar respuesta están acercándose para encontrar soluciones comunes a un tema que puede ser el problema más importante que enfrentemos como comunidad mundial.

En Heligendamm los líderes del G-8, junto con representantes de importantes economías emergentes (Brasil, México, China, India y Sudáfrica, que tienen una necesidad fundamental de consumo de energía para continuar generando crecimiento económico) debatirán un enfoque completo que abarque un conjunto de opciones energéticas, desde el uso eficiente de la energía y formas de energía renovables hasta el uso limpio del carbón, la captación y almacenamiento de gases de carbono, y el secuestro de carbono. También tendrán la oportunidad de avanzar en el uso de mecanismos de mercado para hacer dos cosas: mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, crear incentivos para aumentar el uso de energías limpias.

Una manera importante de lograr ambos objetivos es expandir los mercados de emisiones de carbono. El financiamiento de estos mercados es un vehículo eficaz para canalizar fondos para inversiones que apoyen el medio ambiente, incluidas aquellas dirigidas al tercer mundo. Sólo el año pasado el tamaño del mercado mundial de emisiones de carbono se triplicó hasta llegar a más de $30 mil millones, de los cuales cerca de un 20 por ciento se destinó a proyectos en el mundo en desarrollo. Según una estimación, con un marco de trabajo global de largo plazo, predecible y equitativo después del año 2012 para reducir las emisiones de gases de invernadero (cuando caduque el protocolo de Kyoto), los mercados de emisiones de carbono podrían desarrollarse exponencialmente y generar flujos financieros a países en desarrollo por una cantidad que variaría entre los $20 y los $120 mil millones de dólares al año.

Los fondos se necesitan de manera apremiante. Los cálculos del Banco Mundial muestran que los países en desarrollo necesitan una inversión anual de cerca de $165 mil millones hasta el año 2030 sólo para suministrar electricidad a sus pueblos. De esta suma, sólo la mitad se puede identificar en estos momentos. Además de esta brecha de $80 mil millones, los países en desarrollo necesitarán otros $30 mil millones al año para reducir las emisiones de gases de invernadero desde el sector eléctrico solamente y emprender un camino de desarrollo con bajas emisiones de carbono, y entre $10 y $40 mil millones más por año para adaptarse al ya inevitable impacto del cambio climático.

Un compromiso del G-8 con el mercado global de emisiones de carbono impulsará un financiamiento de largo plazo más allá del año 2012. Este financiamiento puede abordar además el tema de la deforestación, que representa cerca del 20% de las emisiones mundiales de CO2 causantes del cambio climático. La creación de centros forestales de reducción de carbono puede recompensar la conservación de los bosques como forma de proteger el clima, al tiempo que se conservan los ecosistemas y se generan ingresos para las comunidades pobres en los países en desarrollo. El Banco Mundial está deseoso de colaborar con socios para experimentar con el uso de estos centros para evitar la deforestación.

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Un mayor mercado de emisiones de carbono puede ayudar a pagar la transformación hacia una economía con bajas emisiones, pero no será suficiente. Como otros mercados nuevos, tomará tiempo su maduración y su llegada a lugares que tienen instituciones de mercado más débiles.

La Canciller alemana Angela Merkel ha dicho que los países ricos deben estar a la cabeza porque sólo entonces les seguirán las economías menos desarrolladas, y está en lo cierto. Recientemente el Reino Unido anunció una nueva ventana internacional de £800 en fondos para la transformación ambiental. El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, anunció que su país está listo para estudiar la posibilidad de crear un nuevo mecanismo financiero con fondos sustanciales para un plazo relativamente largo, con el fin de ayudar a los países en desarrollo a detener el cambio climático. Estos son los tipos de liderazgo sobre el cambio climático que el mundo necesita.

Es crucial movilizar un financiamiento de gran escala hoy y a lo largo de los próximos 5 a 10 años, porque en este periodo es cuando los países en desarrollo esencialmente "cerrarán" las emisiones de carbono para los próximos 50 años. Si podemos ayudarles a seguir un camino con bajas emisiones de carbono, habremos dado un paso enorme para preservar y proteger nuestro planeta, al tiempo que les ayudamos a reducir la pobreza y ofrecer un mejor futuro a sus ciudadanos. El encuentro de Heligendamm puede continuar el rumbo trazado por los compromisos hechos en Gleneagles hace dos años y acercar al mundo a un futuro más sustentable.

https://prosyn.org/DBgpqgkes