Función de cine para el G-8

Mucha gente considera, con razón, a la cumbre anual de presidentes del G-8 (Grupo de los Ocho) como lo más parecido a un gobierno mundial funcional. Por ello, es una lástima que estas reuniones tiendan a ser tan rígidas y aburridas, con tan poco margen para la informalidad que se necesita para realizar progresos genuinos en asuntos difíciles relacionados con la paz y la prosperidad mundiales.

Ciertamente, la de este año será un poco mejor porque el anfitrión es la Rusia de Vladimir Putin. Sencillamente hay mucha tensión entre él y sus contrapartes occidentales como para mantener las emociones en secreto. Pero para que estas reuniones algún día sean efectivas en realidad, necesitamos un cambio de formato para condimentar las cosas. Tengo una sugerencia. ¿Por qué no dejamos que George W. Bush, Putin y los otros líderes compartan una función de cine para el G-8 y después discutan sus impresiones con unos tragos? Eso ayudaría a que la conversación fluyera.

Por supuesto, falta saber qué película escoger. Este año, claramente la primera opción tiene que ser la cinta de espionaje de James Bond de 1963 “Desde Rusia con amor”. El nombre en sí la hace una buena elección y los presidentes pueden disfrutar las candentes escenas entre el elegante espía inglés Bond (Sean Connery) y su seductora contraparte rusa de la KGB, Tatiana (Daniela Bianchi). En caso de que les preocupe que el romance Bond-Tatiana pudiera provocar demasiados comentarios inapropiados de las eminencias colectivas, la presencia de la Canciller alemana Angela Merkel debería mantener las cosas bajo control.

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