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Hay que decir simplemente que no al "friend-shoring"

CHICAGO – En un discurso importante ante el Consejo Atlántico en abril, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, pronunció un llamamiento a revitalizar el orden económico mundial. Pero también generó titulares con una sola frase en defensa de lo que llamó el “friend-shoring”: es decir, limitar el comercio de insumos clave a países confiables con el fin de reducir los riesgos para las cadenas de suministro de las que dependen Estados Unidos y sus socios.

Esto debería preocuparnos. Las cadenas de suministro globales de hoy –que fueron posibles gracias a reducciones en aranceles y menores costos de transporte y comunicación- han transformado la producción al permitirles a las empresas fabricar productos donde resulte más barato hacerlo. Esto por lo general ha implicado que mientras los insumos de alto valor agregado (como investigación y desarrollo, diseño, publicidad y finanzas) se proveen en economías avanzadas, la fabricación se traslada a los mercados emergentes y a los países en desarrollo.

Los beneficios son obvios. Los productos finales son significativamente menos costosos, de manera que hasta la gente más pobre en los países ricos puede comprarlos.

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