Elysee Palace Julien M. Hekimian/Stringer

Una oportunidad temporal para la reforma en Europa

MILÁN – El resultado de la primera vuelta de la elección francesa fue más o menos el esperado: el centrista Emmanuel Macron terminó primero, con el 24% de los votos, derrotando por estrecho margen al derechista Frente Nacional de Marine Le Pen, que obtuvo el 21,3%. De no mediar imprevistos políticos (como lo que le sucedió al favorito anterior, el conservador François Fillon), es casi seguro que el 7 de mayo Macron ganará la segunda vuelta contra Le Pen. La Unión Europea parece a salvo... por ahora.

Con el europeísta Macron aparentemente en camino de ocupar el Elíseo (los candidatos de derecha e izquierda del establishment que perdieron en la primera vuelta ya le dieron su apoyo), la amenaza inmediata para la UE y la eurozona parece haber remitido. Pero no es tiempo de bajar la guardia. A menos que Europa resuelva las deficiencias de sus pautas de crecimiento e implemente reformas urgentes, es casi seguro que a futuro su supervivencia seguirá estando cada vez más amenazada.

Como ya se dijo muchas veces, la elección francesa, igual que otras votaciones clave del año que pasó, fue un rechazo a los partidos políticos establecidos: Fillon (de los Republicanos) salió tercero, con cerca del 20% de los votos, y Benoît Hamon (del Partido Socialista) terminó quinto, con menos del 6,5%. En tanto, el euroescéptico de izquierda Jean-Luc Mélenchon obtuvo el 19,5%, con lo que el porcentaje total de votantes que eligieron candidatos de partidos no tradicionales (Le Pen, Macron y Mélenchon) llega a casi 65%.

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