moisi175_Kiran RidleyGetty Images_franceprotestpension Kiran Ridley/Getty Images

Contener el virus de la furia

PARÍS – El pequeño reino de Bután, enclavado entre China y la India en los Himalayas, no es sólo una meca para los turistas. También es hace años pionero del concepto de «felicidad nacional bruta» (FNB), que sus arquitectos consideran mucho más abarcador y preciso que la medida convencional de las economías a través del producto nacional bruto o PNB.

Pero ahora que la pandemia de COVID‑19 está activando alarmas de desempleo en casi todas partes, tal vez haya llegado el momento de considerar la creación de un tercer indicador: el descontento nacional bruto, o DNB. ¿Por qué no medir las sacudidas del alma humana, como medimos las entrañas de la Tierra, con una escala Richter de las emociones? Tal vez ayude a los gobiernos a no esperar un estallido de ira popular para actuar. Como sostuvo el estadista decimonónico italiano Camillo Cavour, «las reformas a tiempo debilitan el espíritu revolucionario».

Es muy posible que estemos ingresando a la «edad de la ira» (título de un libro publicado en 2017 por el ensayista indio Pankaj Mishra). El descontento popular ya no se concentra en el Sur Global, sino que se ha vuelto realmente universal, de lo que dan sobradas pruebas en Estados Unidos las protestas masivas por la muerte a manos de un policía de George Floyd (un hombre negro, desarmado y bajo control) mientras otros tres policías mantenían a raya a los horrorizados testigos del hecho. Para las furiosas multitudes que se congregaron en los cincuenta estados, los días de tolerar esos abusos de poder (y el racismo sistémico que los alienta y facilita) son cosa del pasado.

https://prosyn.org/KomEl7Ges