El camino que Francia no tomó

El nuevo presidente de Francia, sea éste Nicolás Sarkozy o Ségolène Royal, enfrentará un duro desafío a la hora de volver a poner a la economía francesa de pie. Mientras que la economía mundial está floreciendo por cuarto año consecutivo, con una tasa de crecimiento históricamente sin precedentes de alrededor del 5%, la economía francesa está rengueando. En 2006, creció apenas el 2,2%, mientras que para 2007 y 2008 se esperan tasas de crecimiento de sólo el 2,1% y el 1,9% respectivamente, según un pronóstico reciente de los Institutos Alemanes de Investigación Económica. Esto se ubica muy por debajo del promedio de los países de la vieja UE para estos tres años -2,7%, 2.6% y 2,4% respectivamente.

Hoy en día, Francia es uno de los rezagados de Europa, apenas por delante de Italia y Portugal. Incluso Alemania está teniendo un mejor desempeño. Con una tasa de crecimiento del 2,7%, la economía alemana a arañazos logró recuperar el promedio de los países de la vieja UE en 2006, y es previsible que crezca el 2,4% en 2007 y 2008, mucho más rápido que Francia.

El magro crecimiento de Francia es sorprendente. Hasta hace poco, a la economía le estaba yendo razonablemente bien y superaba a muchos países de la UE. Mientras que Alemania creció solamente el 14% en diez años entre 1995 y 2005, ubicándose como el segundo país más rezagado de Europa después de Italia, Francia creció el 23,6% -prácticamente cerca del promedio del 24,3% de los países de la vieja UE-. En 2001, el ingreso nacional bruto per capita de Francia alcanzó al de Alemania y hoy es el 4% superior. Sin embargo, las recientes cifras de crecimiento parecen haber revertido esta tendencia por el momento.

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