Francia y Alemania deben actuar en Irak

La próxima semana, el presidente Bush, el presidente Chirac y el canciller Schroeder se reunirán en los acantilados de Normandía para celebrar el sexagésimo aniversario de las invasiones del Día D que llevaron a la liberación de Europa. Según Pierre Lellouche y Christoph Bertram, también deberían aprovechar la oportunidad para deshacerse de la amargura que ha dividido a la Alianza Atlántica por la guerra en Irak.

Cuando los Estados Unidos emprendieron la guerra contra Saddam Hussein en Irak, Francia y Alemania advirtieron, con razón, que la invasión bien podría acabar aumentando la inestabilidad en el Medio Oriente y agravando la amenaza del terrorismo islámico radical. Pero ahora que Estados Unidos y su coalición han demostrado que son incapaces de llevar la estabilidad a Irak por sí mismos, los gobiernos francés y alemán ya no pueden permanecer inactivos y decir con aires de suficiencia "Se lo dijimos", mientras la situación se sigue deteriorando. Ambos gobiernos deben ahora involucrarse con seriedad y por completo en lo que debe ser un esfuerzo occidental unido.

Por supuesto, sería mejor para todos -incluyendo a Francia y Alemania-que la coalición encabezada actualmente por los EU tuviera éxito y que Irak se convirtiera en un pilar de la estabilidad y la modernización del Medio Oriente. Sin embargo, por deseable que eso sea, ya no es probable (si es que alguna vez lo fue) que suceda. La estabilidad interna y la recuperación económica se siguen mostrando esquivas y el espectro de la guerra civil se acerca cada vez más. Un Irak dividido con una guerra intestina sería un desastre para la región, para la credibilidad y la autoridad internacional de Estados Unidos y para las relaciones transatlánticas.

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