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Los beneficios elusivos de los tipos de cambio flexibles

CAMBRIDGE – En 1953, Milton Friedman publicó un ensayo llamado "El caso en favor de los tipos de cambio flexibles", donde sostenía que protegen a una economía de las sacudidas internas y externas al generar sólo los cambios de precios adecuados que se necesitan para mantener la economía en una situación de pleno empleo. Pero después de casi medio siglo de tipos de cambio flotantes, la realidad es un poco más complicada.

Para entender la lógica de Friedman, consideremos un escenario en el cual la productividad en Estados Unidos aumenta. En un sistema eficiente, esto debería reducir el precio de los bienes estadounidenses en relación con los del resto del mundo y las exportaciones estadounidenses se volverían más baratas que las importaciones. En la medida que los términos comerciales de Estados Unidos (el ratio de precios de las exportaciones y precios de las importaciones) se deterioren, la demanda vira hacia los bienes estadounidenses, lo que mantiene la economía en situación de pleno empleo.

Sin embargo, si los precios son "rígidos" (en la moneda del productor), surge un potencial problema. Digamos que los precios de las importaciones estadounidenses de Japón son rígidos en yenes japoneses y los precios de las exportaciones estadounidenses a Japón son rígidos en dólares. Los términos comerciales seguirán sin modificarse, siempre que suceda lo mismo con el tipo de cambio.

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