Miedo y aversión en Europa

Dos partidos de extrema derecha, el Partido por la Libertad austriaco y el Movimiento por el Futuro de Austria, obtuvieron el 29% de los votos en las últimas elecciones generales austriacas, el doble de su total en las de 2006. Ambos partidos comparten las mismas actitudes hacia los inmigrantes, especialmente musulmanes, y la Unión Europea: una mezcla de temor y aversión. Puesto que los líderes de estos partidos, Heinz-Christian Strache y Jörg Haider, se aborrecen mutuamente, hay pocas probabilidades de que una coalición de extrema derecha llegue al poder. Sin embargo, esta es la tierra natal de Adolf Hitler, donde una vez se obligó a los judíos a limpiar las calles de Viena con cepillos de dientes antes de ser deportados y asesinados, así es que el resultado es inquietante. Pero, ¿cuán inquietante?

Ese 29% es cerca de un 15% más de lo que obtienen los partidos populistas de derechas en muy buenos años (para ellos) en otros países europeos. Strache, líder del Partido por la Libertad, quiere que el gobierno cree un nuevo ministerio para gestionar la deportación de los inmigrantes. Se denigra abiertamente a los musulmanes. Haider una vez alabó las prácticas laborales del Tercer Reich. Inevitablemente, los nuevos derechistas traen a la memoria brigadas de asalto y leyes racistas.

Aún así, es un error ver el ascenso de la derecha austriaca como un resurgimiento del nazismo. Ninguno de los partidos hace apología de la violencia, incluso si parte de su retórica podría inspirarla. Los votantes de la extrema derecha pueden estar motivados menos por la ideología que por las ansiedades y resentimientos que existen en muchos países europeos, incluidos algunos sin tradición nazi, como Holanda y Dinamarca.

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