Trump and fake news Nur Photo/Getty Images

Los protocolos de Donald J. Trump

LONDRES – Es una peculiaridad extraña en la historia de la lógica que los irreverentes cretenses hubiesen sido quienes tuvieron que dar su nombre a la famosa “paradoja del mentiroso”. Se supone que el cretense Epiménides dijo: “Todos los cretenses son mentirosos”. Si Epiménides mentía, decía la verdad – y, por lo tanto, estaba mintiendo.

Algo semejante puede decirse del presidente de Estados Unidos Donald Trump: incluso cuando él dice la verdad, muchos asumen que está mintiendo – y, por lo tanto, está siendo fiel a sí mismo. Los revuelos, también llamados “troleos”, que produce en las redes sociales son tristemente célebres. Durante años, afirmó, sin más evidencias que fuentes anónimas que él las calificó como “extremadamente creíbles”, que el certificado de nacimiento de Barack Obama era fraudulento. Durante las elecciones primarias republicanas vinculó al padre del senador Ted Cruz, su oponente en las mismas, al asesinato de John F. Kennedy. Trump también promocionó ideas que surgen de charlatanes médicos sobre que las vacunas causan autismo, y desplegó magistralmente insinuaciones falsas – por ejemplo, su insinuación sobre que el cambio del clima es un engaño chino diseñado para paralizar la economía estadounidense.

Siempre ha habido un próspero mercado para la información falsa, las falsificaciones, los engaños y las teorías conspirativas. “La historia es la destilación del rumor”, escribió Thomas Carlyle en el siglo XIX. Siempre hay vendedores de información falsa manufacturada por dinero o por beneficio político, y siempre hay compradores ansiosos entre los crédulos, lujuriosos o vengativos. Y, los chismes siempre son entretenidos.

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