Cara a cara en la cima del mundo

NUEVA DELHI ­– Cuando un ministro de Relaciones Exteriores se aparta de su camino para asegurarles a los periodistas que no existe ninguna tensión en las fronteras de su país con un vecino poderoso, la tendencia lógica es preguntarse si "la señora protesta demasiado". Después de todo, no se oye al ministro de Relaciones Exteriores de Canadá negar una tensión en la frontera de su país con Estados Unidos, porque la verdad de ese alegato es evidente. La afirmación del ministro de Relaciones Exteriores indio, Pranab Mukherjee, durante una visita en junio a Beijing, de que la frontera sino-india está libre de tensiones instó a los observadores cínicos a asumir lo contrario.

Tienen toda la razón para hacerlo. Los últimos seis meses han sido testigos de una proliferación de incidentes a lo largo de la frontera sino-india de 4.057 kilómetros (2.520 millas). Se han registrado casi cien, entre ellos no menos de 65 incursiones por parte del Ejército de Liberación del Pueblo de China en sólo un sector -la evocadoramente nombrada "área de dedo", una saliente de 2,1 kilómetros cuadrados en el estado indio de Sikkim, que comparte una frontera de 206 kilómetros con el Tíbet.

Si bien la India intenta minimizar este tipo de informes, un incidente que sí llegó a la prensa india ocurrió dentro de la "Línea de Control Real" (LCR) en el sector occidental de la frontera en Demchok, en el distrito Ladakh de la India. El 16 de mayo, un equipo combinado de militares y civiles que investiga los informes de las incursiones chinas fue amenazado y obligado a retirarse por una formación de la LCR en tres vehículos blindados. Los soldados chinos supuestamente tomaron posiciones de disparo, lo que llevó a los indios a replegarse para no provocar un tiroteo.

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