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Europa debe corregir su normativa fiscal

TRENTO – A principios de este año, sostuve que en países donde los tipos de interés son extremadamente bajos y la deuda pública se encuentra en un nivel que los inversores consideran seguro (lo que reduce su costo desde el punto de vista fiscal y económico), un aumento del déficit fiscal puede ser necesario para compensar las limitaciones de la política monetaria. La eurozona ya llegó a ese estadio.

Tras la crisis financiera de 2008 y la posterior crisis del euro, la política monetaria cumplió un papel fundamental en la estabilización y revitalización de la eurozona, una proeza que demandó pragmatismo, creatividad y talento político de parte del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Pero aunque a la política monetaria todavía le queda bastante combustible, no se puede esperar que vuelva a desempeñar ese papel una vez más.

En cambio, la política fiscal como herramienta cíclica (el otro componente clave de una gestión macroeconómica keynesiana sólida) ha sido subutilizada, y por ello la producción de la eurozona todavía no alcanza su nivel potencial. Es un problema urgente que ningún país podrá resolver por separado: demanda una respuesta concertada de la eurozona. Pero aunque hoy la necesidad de un presupuesto común a toda la eurozona, que permita sostener un incremento del gasto, es mucho más acuciante que en el pasado, su creación implica coparticipación de riesgos entre los estados miembros, una cuestión políticamente difícil.

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