sinn96_ Georgi PaleykovNurPhoto via Getty Images_moderna vaccine Georgi Paleykov/NurPhoto via Getty Images

La debacle vacunatoria europea

MÚNICH – En la Unión Europea se ha desatado una tormenta por la compra de un suministro insuficiente de las vacunas contra la COVID‑19 aprobadas. Stéphane Bancel, director ejecutivo de la empresa farmacéutica estadounidense Moderna (cuya vacuna obtuvo aprobación poco después de la de Pfizer/BioNTech), afirma que la UE confió demasiado en las «vacunas de los laboratorios europeos».

¿Priorizó la Comisión Europea apoyar a la industria farmacéutica local antes que la protección de vidas humanas? En realidad, la cuestión no es tan sencilla. Contra lo que Bancel pretende hacernos creer, la UE en realidad no compró suficiente de su propia vacuna. Al fin y al cabo, la que más se está aplicando en Occidente la desarrolló una empresa alemana, BioNTech, o sea que es una vacuna europea (aunque las pruebas y parte de la producción se hicieron en sociedad con Pfizer en Estados Unidos y con Fosun Pharma en China).

No es que no se hayan comprado suficientes dosis de la vacuna estadounidense, sino que la UE se quedó de brazos cruzados mientras Estados Unidos y otros países acumulaban dosis de una vacuna desarrollada y producida en un laboratorio alemán. La UE no es culpable de proteccionismo, sino de rigidez institucional. Su falta de coordinación de los intereses nacionales explica la lentitud de las campañas de vacunación en muchos países europeos. Mientras algunos países consideraron excesivo el precio de la vacuna basada en ARNm de BioNTech, otros tuvieron dudas respecto del uso de una nueva tecnología genética y otros no se dieron cuenta de la urgencia de la situación, convencidos de que lo peor de la pandemia ya había pasado.

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