wb457.jpg Mark Weber

El creciente papel global de Europa

BRUSELAS – Veinte años después de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, todavía se están delineando los contornos del orden mundial. Sin embargo, dos "megatendencias" parecen claras: la ola más amplia y más profunda de globalización que el mundo haya visto hasta la fecha y el ascenso de nuevos actores mundiales en Asia y otras partes. También se oyen reclamos cada vez más sonoros que exigen una coordinación global más efectiva para enfrentar los grandes desafíos de nuestros tiempos. Ahora que entra en vigencia el Tratado de Lisboa, la Unión Europea, a mi juicio, ocupa una posición de privilegio para asumir sus responsabilidades de liderazgo.

Asia y Europa se han visto beneficiadas por la globalización económica. Las economías dinámicas de Asia abastecen al mundo y su notable crecimiento económico ha sacado a millones de personas de la pobreza a la vez que ha creado importantes oportunidades de inversión y prosperidad novedosas. Esto ha ayudado a grandes naciones como China e India a afirmarse confiadamente como potencias globales. Europa ha capitalizado la globalización para consolidar su posición como la principal economía y el principal mercader del mundo.

Pero la globalización también incrementa la competencia y expone las debilidades. Los trabajadores globalmente temen por sus empleos y se sienten eludidos por el cambio económico. La crisis económica ha exacerbado lo que se percibe como el lado negativo de la globalización. Como resultado, nuestra independencia económica requiere una coordinación cuidadosa, no sólo en las próximas semanas, sino esencialmente en el más largo plazo.

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