ATENAS – La guerra en Ucrania ha traído a Europa imágenes estremecedoras. Se han perdido incontables vidas y sustentos. Más de cuatro millones de ucranianos han tenido que huir, y los desplazados internos son más de seis millones. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados advierte que esta es “la crisis de refugiados de mayor crecimiento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.
Para todos los ucranianos, el día a día ahora está marcado por la ausencia de refugios seguros y productos básicos. Pero la situación es todavía peor para los 10,7 millones de niños y jóvenes de Ucrania. Su educación se ha visto gravemente interrumpida, lo que podría tener ramificaciones de largo plazo para ellos y su país. Según cifras recientes, la invasión rusa ya ha dejado a 350.000 niños ucranianos sin acceso a la educación, y se espera que varios millones más se vean afectados. La suma de los efectos de la guerra y la pandemia sobre la educación arriesga dejar a una generación entera de estudiantes ucranianos con graves brechas educativas.
Cuando hay vidas en juego, la escolarización podría parecer un lujo. Pero no se puede insistir lo suficiente en la importancia de un aprendizaje ininterrumpido. La educación es un derecho fundamental que se debe garantizar en todas las circunstancias. Es también esencial para el bienestar emocional y mental de los menores, en especial en tiempos de crisis, como lo ha mostrado la pandemia. Mientras más tiempo un estudiante no pueda asistir a clases, mayores serán los efectos negativos en sus competencias básicas y más probable será que nunca complete la escolaridad.
ATENAS – La guerra en Ucrania ha traído a Europa imágenes estremecedoras. Se han perdido incontables vidas y sustentos. Más de cuatro millones de ucranianos han tenido que huir, y los desplazados internos son más de seis millones. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados advierte que esta es “la crisis de refugiados de mayor crecimiento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.
Para todos los ucranianos, el día a día ahora está marcado por la ausencia de refugios seguros y productos básicos. Pero la situación es todavía peor para los 10,7 millones de niños y jóvenes de Ucrania. Su educación se ha visto gravemente interrumpida, lo que podría tener ramificaciones de largo plazo para ellos y su país. Según cifras recientes, la invasión rusa ya ha dejado a 350.000 niños ucranianos sin acceso a la educación, y se espera que varios millones más se vean afectados. La suma de los efectos de la guerra y la pandemia sobre la educación arriesga dejar a una generación entera de estudiantes ucranianos con graves brechas educativas.
Cuando hay vidas en juego, la escolarización podría parecer un lujo. Pero no se puede insistir lo suficiente en la importancia de un aprendizaje ininterrumpido. La educación es un derecho fundamental que se debe garantizar en todas las circunstancias. Es también esencial para el bienestar emocional y mental de los menores, en especial en tiempos de crisis, como lo ha mostrado la pandemia. Mientras más tiempo un estudiante no pueda asistir a clases, mayores serán los efectos negativos en sus competencias básicas y más probable será que nunca complete la escolaridad.