PARIS – Hace diez o veinte años, la pregunta existencial que debía enfrentar la Unión Europea era si seguía teniendo sentido su existencia en un mundo globalizado. La pregunta actual es si la UE puede responder bien a los embates importantes procedentes del exterior.
Las áreas colindantes con Europa son pobres y peligrosas. Al sur de Gibraltar el ingreso per cápita desciende más de cinco veces. Hasta hace poco Ucrania estaba en guerra. El conflicto entre Israel y Palestina ya lleva más de 50 años. Y apenas acabó la guerra de Irak cuando comenzó el caos en Siria.
Por varias décadas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa se pudo permitir pasar por alto lo que ocurría más allá de sus fronteras: Estados Unidos se encargaba de la seguridad. Pero hoy las cosas han cambiado. La retirada de EE.UU. de Irak señaló los límites de su involucramiento, y los problemas en el vecindario inmediato de la UE (no sólo en Siria, sino también al este y el sur) llaman a sus puertas. Por tanto, parecería que su gran prioridad tendría que ser protegerse a sí misma y estabilizar su entorno.
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For decades, US policymakers have preferred piecemeal tactical actions, while the Chinese government has consistently taken a more strategic approach. This mismatch is the reason why Huawei, to the shock of sanctions-focused American officials, was able to make a processor breakthrough in its flagship smartphone.
warns that short-termism will never be enough to offset the long-term benefits of strategic thinking.
With a democratic recession underway in many countries, one now commonly hears talk of democratic “backsliding” on a global scale. But not only is that term misleading; it also breeds fatalism, diverting our attention from potential paths out of the new authoritarianism.
thinks the language commonly used to describe the shift toward authoritarianism is hampering solutions.
Ashoka Mody
explains the roots of the lack of accountability in India, highlights shortcomings in human capital and gender equality, casts doubt on the country’s ability to assume a Chinese-style role in manufacturing, and more.
PARIS – Hace diez o veinte años, la pregunta existencial que debía enfrentar la Unión Europea era si seguía teniendo sentido su existencia en un mundo globalizado. La pregunta actual es si la UE puede responder bien a los embates importantes procedentes del exterior.
Las áreas colindantes con Europa son pobres y peligrosas. Al sur de Gibraltar el ingreso per cápita desciende más de cinco veces. Hasta hace poco Ucrania estaba en guerra. El conflicto entre Israel y Palestina ya lleva más de 50 años. Y apenas acabó la guerra de Irak cuando comenzó el caos en Siria.
Por varias décadas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa se pudo permitir pasar por alto lo que ocurría más allá de sus fronteras: Estados Unidos se encargaba de la seguridad. Pero hoy las cosas han cambiado. La retirada de EE.UU. de Irak señaló los límites de su involucramiento, y los problemas en el vecindario inmediato de la UE (no sólo en Siria, sino también al este y el sur) llaman a sus puertas. Por tanto, parecería que su gran prioridad tendría que ser protegerse a sí misma y estabilizar su entorno.
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