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Una nueva visión de la vieja globalización

PRINCETON – Hubo un tiempo en que todos daban por sentado que existía un único fenómeno llamado globalización, en el que los flujos transfronterizos de capital financiero impulsaban la innovación, la industrialización, el desarrollo y el comercio internacional. Pero la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) del presidente chino Xi Jinping promueve una visión alternativa de la globalización, basada en un sistema integrado de infraestructuras físicas, en el que el mundo material de los barcos y los trenes reemplazará al mundo inmaterial de la financierización.

Xi concibió la IFR como un modo sencillo de mandar al basurero de la historia la vieja e inestable globalización liderada por Occidente, pero también tiene como objetivo resolver una dificultad local en particular: en concreto, la concentración del desarrollo económico a lo largo de la línea costera de China, donde ha surgido una rica y sofisticada élite ribereña. La estabilidad social exige a China una distribución intranacional más igualitaria de las mejoras de su extraordinario crecimiento.

Pero no es un problema exclusivamente chino. Históricamente, las ciudades con importancia global casi siempre han sido litorales, situadas en la línea costera o al lado de ríos navegables. Hace siglos, Ámsterdam, Amberes, Génova y Venecia (también la antigua Atenas y Tiro) eran los nodos comerciales del mundo. Hoy, metrópolis como Londres, Nueva York, Tokio, Hong Kong, Shanghai, Dubai, Sydney y Río de Janeiro cumplen un papel similar.

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