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La competencia transatlántica de subvenciones que necesitamos

BRUSELAS – La Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos (Ley IRA) tiene en vilo a los socios comerciales de Estados Unidos. Esta ley no sólo es gigantesca, ya que destina unos 369 mil millones de dólares a programas climáticos y de energía limpia, sino que también tiene un componente “compre estadounidense”, el cual ofrece beneficios en efectivo únicamente a quienes compran de fabricantes norteamericanos de automóviles y otorga subvenciones a los productores de energía renovable que cumplan con las normas sobre contenido nacional. Hoy en día muchos países, particularmente en Europa, están sopesando la posibilidad de implementar sus propias políticas industriales verdes. Esta es la respuesta equivocada.

Las subvenciones que otorga la Ley IRA a los productos fabricados en Estados Unidos son, sin lugar a duda, polémicos, especialmente entre los principales socios comerciales de Estados Unidos, como Japón, Corea del Sur, y la Unión Europea. El presidente estadounidense, Joe Biden, se encuentra ahora en modo de control de daños, ya que está intentando tranquilizar a sus socios y encontrar formas de suavizar el impacto en los aliados mediante la flexibilización de las disposiciones del componente ‘compre estadounidense’ de la Ley IRA.

Los encargados de la formulación de políticas en Europa se encuentran escépticos. Temen que, a menos que introduzcan sus propias subvenciones, la Ley IRA garantizará en los hechos el liderazgo estadounidense en las industrias verdes. Pero la lógica que sustenta esta deducción causa dudas, en el mejor de los casos.

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