A volunteer sets up a street lamp in the market area of the Oshodi district in Lagos PIUS UTOMI EKPEI/AFP/Getty Images

Minirredes para el crecimiento rural

NAIROBI/NUEVA DELHI – Más de 300 millones de personas en la India carecen de acceso a la electricidad; en África subsahariana esa cifra llega al doble de personas. Como las proyecciones indican que el crecimiento poblacional superará las tasas de conexión, es previsible un agravamiento de la “pobreza energética”.

Las comunidades rurales de las economías de frontera llevan décadas esperando en vano la llegada del suministro público de electricidad. Pero hoy hay nuevas tecnologías que, combinadas con el abaratamiento de los paneles solares, las mejoras en las baterías y los sistemas de pago móvil, están cambiando el modo de producción y distribución de la energía. Las “minirredes” (sistemas de energía más pequeños y localizados) permiten a productores independientes electrificar comunidades remotas más rápido y más barato que las empresas de energía tradicionales. El problema está en convencer a los políticos, los financistas y los intereses creados del valor de la descentralización.

Resolver la electrificación rural con minirredes no es una idea nueva; comunidades de países tan diversos como Estados Unidos y Camboya usan hace tiempo esta estrategia para conectar infraestructuras locales a las redes regionales o nacionales. Y en comunidades hambrientas de energía, las minirredes pueden cambiarlo todo. Según la Agencia Internacional de la Energía, soluciones descentralizadas como las minirredes pueden suministrar electricidad de la manera económicamente más eficiente a más del 70% de quienes hoy están desconectados, siempre que los proyectos puedan atraer nuevas fuentes de capital. La AIE calcula que con una inversión de 300 000 millones de dólares y políticas de apoyo, en 2030 las minirredes podrían proveer electricidad a 450 millones de personas.

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